Desde hace años la iniciativa de Comercio Justo, Fair Trade (FT) en inglés, captó mi atención. Es una estupenda idea promovida por Naciones Unidas para establecer una relación justa entre productores y consumidores, donde los primeros, sin buscar subsidios ni donativos, obtengan una utilidad que les permita vivir dignamente, a cambio de calidad y respeto al medio ambiente, todo esto tratando de evitar intermediarios.
El comercio justo defiende la igualdad, trabaja con dignidad y respeta los derechos humanos, rechaza la explotación infantil, cuida el medio ambiente y la ecología, e intenta evitar las grandes diferencias que pagan por un producto los consumidores del primer mundo y el dinero que se les paga a sus productores en el tercer mundo. No es contrario al libre comercio, no tiene lugar si ambas partes (productor y cliente) no salen beneficiadas, pero aboga por ser una versión más humanista de éste.
En 1973, el café entró en este sistema de comercio, pero algo no está funcionando. Empresas que iniciaron muchos años después de aquel año, y algunas que compran bajo este esquema, han podido crecer más del 1,000% hasta llegar a ser empresas multinacionales y algunas cotizan en bolsa. No tiene nada de malo, ni lo critico, ya que creo en el libre comercio, pero es algo que no pueden hacer los productores, por ejemplo, de Chiapas. ¿Por qué?, tiene una explicación, aún bajo el esquema de FT, los pequeños productores en cooperativas aumentan marginalmente sus beneficios para subsistir, pero no tienen ninguna posibilidad de crecer.
En este dilema se encuentra un sacerdote jesuita amigo mío y orgullosamente lagunero, Óscar Rodríguez Rivera, director del Centro de Derechos Indígenas (www.cediac.org) asesor de una cooperativa de una gran comunidad de indígenas tzeltales de Chiapas y productores de café. El precio que les pagaban hace 4 años los intermediarios, era 2 o 3 veces menor al precio que hoy están vendiendo, con un esfuerzo titánico crean www.batsilmaya.org obteniendo todas las certificaciones, pero aún así no les da el margen para crecer.
Algo no está funcionando cuando el 100% del ingreso se tiene que ir al productor y a su familia para subsistir, y 0% va a sus posibilidades de crecer. Esto es, el Estado Financiero y de Resultados de toda una vida de trabajo, números fríos.
Algo no está funcionando cuando cadenas o establecimientos de café (cafeterías, restaurantes, hoteles) compran a precio justo el kilo en promedio a 40 pesos y lo pueden vender servido en 4,000 pesos (200 tazas a 20 pesos) promedio, ¡un margen del 10,000%! Aunque estos establecimientos también tienen muchos costos, este margen posibilita su crecimiento.
El Padre Oscar rezando al cielo para buscar la fórmula de crecimiento. Y desde esta terrenal trinchera promoviéndole para que encuentre al Socio Justo (SJ) que le refaccione el crecimiento. Tenemos tarea.
