Luego de ser declarada en bancarrota por una Corte de esta ciudad, hoy comienza una nueva vida para General Motors, que fuera por más de medio siglo el mayor fabricante de vehículos en el mundo.
De inicio, la automotriz contará con la ayuda del gobierno de Estados Unidos, que le inyectará 30 mil millones de dólares adicionales a los cerca de 20 mil millones de dólares que le ha otorgado ya en líneas de crédito.
La empresa también ha recibido la colaboración del sindicato de trabajadores de la industria automotriz (UAW, por sus siglas en inglés), de sus acreedores y del gobierno de Canadá y de la provincia de Ontario.
La nueva empresa será propiedad en 60 por ciento del gobierno estadunidense, 17.5 por ciento de un fondo de salud del sindicato, 12 por ciento del gobierno de Canadá y del resto se harán cargo sus acreedores.
La firma, además, tuvo la fortuna de lograr vender, con la asistencia del gobierno alemán, su unidad de negocios europea, que opera bajo las marcas Opel y Vauxhall, al fabricante canadiense de autopartes Magna.
El nacimiento del 'nuevo General Motors', como le llamó su director, Fritz Henderson, en una conferencia de prensa ofrecida al mediodía, no estuvo exento de dolor.
En un comunicado emitido por la mañana, la firma anunció el cierre de 17 de sus plantas y centros de distribución, todos en Estados Unidos, lo que implicaría eliminar aproximadamente 20 mil de sus poco más de 60 mil puestos de trabajo.
El fabricante de autos se quedaría con 33 plantas para 2012, luego de que terminó el año pasado con 47 centros de fabricación.
Henderson informó que esperaba que la automotriz se pudiera recuperar de la bancarrota entre 60 y 90 días, un plazo mucho menor del que las compañías usualmente requieren para terminar un proceso de quiebra.
En una conferencia de prensa por separado, el presidente de Estados Unidos Barack Obama expresó su confianza en que General Motors saldrá fortalecida de la peor crisis por la que ha atravesado.
"GM emergerá para proveer a una nueva generación de estadunidenses la oportunidad de cumplir sus sueños, competir en el mundo y ser parte integral del futuro económico de Estados Unidos", dijo Obama.
Por su parte, los inversionistas recibieron con entusiasmo las noticias de la armadora, pues minutos antes de acabar la jornada sus acciones se habían valuado en poco más de 13 por ciento, para llegar a 85 centavos por unidad.
