NUEVA YORK.- Uno de los fundamentos en los que se basa la efectividad de una democracia electoral radica en la participación ciudadana. No hay democracias verdaderas sin elecciones limpias y transparentes y sin la rendición de cuentas por parte de las autoridades, pero tampoco las hay sin una participación activa de los ciudadanos.
Para que estos pilares de la democracia sean posibles, la información del quehacer gubernamental es indispensable y por ello, en teoría, la promoción del trabajo de los funcionarios públicos (presidentes, alcaldes, gobernadores, legisladores, magistrados, etc.) no debería ser limitada, sino, por el contrario, una obligación en todas las democracias electorales.
En los últimos años, la tendencia mundial se ha convertido en que los políticos de las democracias electorales dedican recursos a la autopromoción de sus acciones no sólo en los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio y televisión) sino, sobre todo, en la Internet, que se ha convertido en la fuente principal de información de millones de ciudadanos en todo el mundo.
La Internet como herramienta de comunicación política fue ejemplarmente utilizado por la campaña presidencial de Barack Obama y hoy es pieza fundamental de la comunicación de su Gobierno. La página del Departamento de Estado, liderado por Hillary Clinton, y la misma página de la Casa Blanca son un manual de cómo comunicar la labor pública en Internet.
En Brasil, el presidente Lula da Silva se convirtió en el más reciente mandatario en ingresar a la blogósfera. Apenas el lunes pasado, Lula lanzó oficialmente el llamado blog de Planalto, cuyo objetivo es dar a conocer la agenda presidencial a los ciudadanos y pedir el apoyo de éstos para impulsarla ante el Congreso.
De igual forma, cada vez más los políticos tradicionales de varias partes del mundo utilizan Twitter, Facebook y otras redes sociales para estar en contacto con sus ciudadanos. En México incluso "Juanito", el delegado legítimo de Iztapalapa, tiene ya un grupo en Facebook y el Gobierno Federal mexicano mantiene un Twitter y un grupo en Facebook también, aunque censure los comentarios de los usuarios que son críticos.
Sin embargo, uno de los problemas de la comunicación política es la delgada línea que existe entre la comunicación política como medio de rendición de cuentas y la comunicación como mera forma de autopromoción política.
Botón de ejemplo, los infomerciales en los que aparece la cantante y actriz Lucero "entrevistando" al gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, que no indican los verdaderos retos del Gobierno que encabeza y que además le cuestan a los contribuyentes mexiquenses más de 68 millones de pesos, según una investigación del periodista Miguel Alvarado.
Otro mal ejemplo de cómo no se debe comunicar son las llamadas robotizadas que miles de personas recibieron en sus casas previas al Tercer Informe de Gobierno del presidente Calderón. Esas llamadas tampoco informan, cuestan una lana y poca gente se queda escuchando el "mensaje."
Como resultado de las campañas negativas que se realizaron durante la elección presidencial de 2008 en Estados Unidos, este tipo de llamadas fue severamente limitado. Para recibirlas, se necesita contar con una autorización por escrito por parte de la persona que vive en el domicilio con la línea telefónica. En México, por el contrario, esas molestas llamadas parecen ser vistas todavía como una buena estrategia de comunicación.
Lo cierto es que la mejor comunicación política no es la que se hace para realizar apuestas electorales al futuro, sino la que logra que el sistema democrático rinda cuentas, la que hace que las agendas de Gobierno se nutran de la participación ciudadana y que tal agenda sea exitosa en el Congreso. La mejor comunicación es la que hace que la ciudadanía reclame sus derechos, la que es innovadora y, sobre todo, la que cuesta poco.
Insisto, México no tiene el nivel de penetración que tiene la Internet en Estados Unidos, pero no estaría mal que las agencias contratadas por nuestros gobernantes vean el ejemplo del impacto de las estrategias de comunicación de Obama en las zonas más rurales de Estados Unidos y, sobre todo, no estaría nada mal que nuestros políticos estuvieran menos preocupados por su popularidad en las encuestas y por verse bien en la tele y más preocupados por realmente aprender a comunicar efectiva, austera y responsablemente.
Politólogo e Internacionalista
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