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¿Cómo desarrollar nuestras escuelas?

ROLANDO CRUZ GARCÍA

El desarrollo organizacional es un paradigma empresarial aplicable al sector educativo, donde se nos presenta la enorme oportunidad de lograr éxito en nuestras escuelas; para ello es necesario promoverlo entre directivos y docentes.

No existe mejor manera de influir en la vida organizativa de las instituciones.

Al revisar las áreas que incluye la teoría, el comportamiento y el desarrollo organizacional, nos damos cuenta de la trascendencia de estas temáticas, entre ellas la formación de equipos de trabajo, aspecto por demás importante en el buen funcionamiento de nuestras instituciones, ya que todos coincidimos en que una escuela no puede desarrollar sus funciones sustantivas sólo con buenos directivos o sólo con una excelente planta de profesores, es imprescindible el trabajo en equipo.

No es lo mismo un grupo de personas que un equipo de trabajo; este último basa su labor en objetivos comunes y compartidos, para la realización de sus actividades privilegia la interdependencia, en donde todos somos necesarios para el adecuado funcionamiento de la organización.

Todos participan en los procesos sustantivos de las escuelas (docencia, investigación, difusión, tutorías, gestión, etc.) y en la solución de los problemas que se presentan cotidianamente.

Un equipo de trabajo no tiene delimitación física ni temporal, es decir puede laborar en la escuela o fuera de ella, en horarios formales o fuera de ellos.

Para lograr su integración es necesario que los directivos trabajen fuertemente el compromiso institucional (todos trabajamos por la escuela, no por el director en turno), lo que nos lleva de forma natural a implicarnos en los procesos y aportar al logro de productos de calidad (en este caso alumnos excelentemente formados).

A continuación me permito dar algunas recomendaciones prácticas para lograr la formación de equipos de trabajo: deberán centrarse en problemas reales que requieren la participación de todos para solucionarlos, en esa medida los elementos de la comunidad académica desarrollan aptitudes de participación, en donde cada integrante deberá implicarse activamente.

Los equipos de alto desempeño se centran en resultados, pueden utilizar apoyos externos y buscan permanentemente la integralidad, tanto en contenidos como en procesos y en resultados esperados; son objetivos, pero comparten subjetividades y a diferencia de los grupos, involucran todos sus conocimientos, habilidades, destrezas, intereses, actitudes, valores, sentimientos y emociones (esto los hace equipos de alto rendimiento).

Otro aspecto no menos importante para lograr destacar exitosamente a nuestras escuelas, es el que se refiere al desarrollo estructural de la organización, es decir el diseño estratégico de la estructura escolar (también llamado organigrama); es hacer una adecuada integración del personal, poner a los mejores perfiles en donde más producen. Se debe partir de lo estratégico, definiendo áreas, niveles y componentes que deberán formarla, las líneas de interacción, además de los roles y los puestos que deben desempeñarse para el adecuado funcionamiento de la estructura.

El desarrollo estructural de las escuelas, parte de procesos bien definidos que nos permiten la adecuada interacción entre áreas y niveles, favoreciendo la flexibilidad y la pronta adaptación a los cambios.

Debe evitarse la duplicidad de funciones, el desperdicio de recursos y el excesivo burocratismo en sus procedimientos; para ello es necesario establecer sólo los niveles y los puestos mínimos necesarios, para un funcionamiento flexible, con jerarquías más horizontales que lineales y verticales.

El adecuado funcionamiento de la estructura escolar requiere de promover modelos de participación y reconocimiento, que promuevan la labor comprometida de todos, reconociendo la función desarrollada por cada uno de los miembros de la comunidad escolar.

Es importante mantener el mínimo control sobre el desempeño del equipo, asegurando coordinación, no fiscalización (mucho ayuda el que no estorba o sólo vigila sin aportar).

En todos los niveles y áreas de la organización es importante promover una amplia capacitación, actualización, superación y profesionalización del personal, de manera tal que los equipos de trabajo sean autogestivos, autodirigidos y autoadministrados, eliminando la supervisión frecuente, en donde el rol directivo (gerencial) sea más similar al de un "coach", que establece un contacto personal, desarrolla empatía, orienta, asesora, reta y confronta.

Bajo estas importantes perspectivas, la función directiva cambia hacia la supervisión de los sistemas, no de las personas; no hay nada más inútil que pasársela vigilando lo que otros hacen y cómo lo hacen, nada más para reportar y sancionar; cuando la función sustantiva, en el desarrollo de la estructura es la de supervisar de manera general los sistemas de trabajo, la operatividad, la gestión y aplicación de los recursos, el registro y las memorias administrativas, la implementación de procedimientos, el cumplimiento de las funciones y la evaluación del trabajo, se busca la mejora continua de la institución.

Cuando revisamos estas importantes temáticas, nos queda la sensación de que nos falta mucho por conocer y por desarrollar en nuestras escuelas, institutos, facultades y universidades; sólo les recuerdo que nunca es tarde para empezar a formarnos como verdaderos desarrolladores organizacionales de nuestras instituciones.

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