El miércoles pasado fue tal vez la fiesta más grande que haya existido en el pueblo lagunero. El Santos Laguna es sin duda alguna el mayor símbolo de unidad de los laguneros, y lo sucedido en el Territorio Santos Modelo marca un hito en la historia popular de esta comarca.
Todo esto tiene sus antecedentes a este grado desde aquellos días de abril de 1994. El Santos llevaba ya seis años en la primera división y los primeros cinco había sido un calvario la lucha por no descender.
La competición en el máximo circuito son palabras mayores en cuanto a presupuestos y aunque estoicos en su aventura, los empresarios locales encabezados por Salvador Necochea hacían su máximo esfuerzo para mantener el balompié de máximo circuito en la región.
Con una mayor participación cada vez, Grupo Modelo se hizo propietario del club y en la temporada de 1993-1994 (cuando los torneos eran a 38 fechas con veinte participantes). Empezó la construcción de un equipo más robusto, particularmente del medio campo hacia delante.
El chileno Pedro García ocupaba entonces la dirección técnica, y se anunciaron las contrataciones de Héctor Adomaitis, Richard Zambrano, Rubén Martínez, Lizardo Garrido -fino defensa central que ya entrado en años, no funcionó- y nada menos que Daniel Guzmán.
El equipo ya contaba con Ramón Ramírez y Antonio el turco Apud, tenía media temporada ya vistiendo la casaca verdiblanca. La puerta la defendían alternativamente Adrián Marmolejo y Olaf Heredia, y sí, Pedro Muñoz ocupaba su puesto en la central, como en tantas batallas.
Ese equipo se convirtió en un trabuco ofensivo, aquella temporada en el Corona era deliciosa. El poder de la delantera permitía partidos francamente abiertos, con la tranquilidad que la balanza se inclinaría sobre el cuadro santista, como seguido ocurría.
Entonces se llegó a la primer liguilla y Santos eliminó al Atlas un domingo en el derruido Corona con un gol de antología de Adomaitis en tiro libre cuando Zambrano se la levantó de cuchara. Ahí se destapó la santosmanía, y de ahí "pal→ real". Llegó el subcampeonato pero en dos años y medio la primera copa, y muchas emociones más.
Este largo antecedente es para tratar de contextualizar lo que ha significado la inauguración del TSM. Es la cristalización de un sueño que hacía ya falta para servir de casa a una institución grande, a una institución que nos representa como laguneros con orgullo en todo México y en el mundo.
Lo que la directiva del Santos Laguna ha materializado, con el apoyo decidido por supuesto de Grupo Modelo, y también por sus patrocinadores principales: Soriana, Lala y Peñoles. Los dos primeros laguneros hasta la médula, lo que nos hace doblemente sentir orgullo e identidad. Y de Peñoles, cuya historia es medular en el desarrollo que ha tenido La Laguna en general, y Torreón en particular.
Todo el mundo puso los ojos en nuestra tierra hace dos días, quizá como no hay antecedente alguno. La ceremonia fue de primer nivel, con toda la mano. Las animadoras de los Santos de New Orleáns, el espectáculo del cantante Riky Martin, las estrellas internacionales y las glorias pasadas de nuestro equipo. Particularmente los fuegos artificiales fueron de lo mejor que puede haber en todo el orbe.
La mancha de todo lo fue la idea de que viniera Calderón. La presencia del presidente hizo que a alguien se le ocurriera montar un operativo de seguridad que desquició la logística de ingreso al flamante recinto, y que llevó a la desesperación y molestia a miles de aficionados que tuvieron que padecer los designios del Estado Mayor Presidencial.
Quizá la rechifla que se llevó el primer mandatario, era más por el caos que ocasionó su equipo de seguridad que por lo enojados que los ciudadanos podemos estar por su desempeño.
El otro dato lo arrojó la puntada del alcalde José Ángel Pérez, que tal vez ante el abucheo generalizado que recibió apenas apareció en pantalla, quizá siga pensando que todo es un complot en su contra. El gobernador Humberto Moreira tal vez no quiso exponerse a ser tratado como Calderón y Pérez, y simplemente no apareció.
Un sueño se ha cumplido en La Laguna, qué gran alegría y sobre todo, gracias a todos aquellos que lo hicieron posible.