En familia. Padre e hijo han encontrado en el teatro, una manera de expresarse artísticamente.
MÉXICO, D.F.- Ellos saben que uno tiene la visión y el otro el prestigio. El hijo en sus viajes constantes a Broadway encontró una veta en el teatro clásico contemporáneo y el padre hizo posible que el elenco para montarlas en México fuera una especie constelación sin hoyos negros. "Como si se convocara a una selección mexicana de actores", dice muy serio Ortiz de Pinedo padre.
Hace dos años, Jorge y Pedro fundaron Pop Corn producciones, con la que han montado primero Doce Hombres en Pugna, luego Doce Mujeres en Pugna y ahora Todos Eran Mis Hijos (en cartelera en el Teatro Helénico). Si alguien piensa que la definición de selección mexicana de actores es una exageración, bastaría con qué revisar los elencos que han contratado para estas tres obras Ignacio López Tarso, Aarón Hernán, Yolanda Mérida, Fernando Luján, Diana Bracho, Raquel Olmedo (todos ellos en el nivel de primeros actores), Silvia Navarro, Erika Buenfil, Marimar Vega, Miguel Rodarte, Marcos Uriel (en el rango de jóvenes con popularidad televisiva).
La mano de Jorge Ortiz de Pinedo es la que hizo posible la conjunción de estos talentos. Él explica, con una cita del legendario comediante Óscar Pulido (su tío) la manera en que ha manejado tantos nombres estelares: "Los créditos se deciden siempre por orden alfabético. Mi tío Óscar Pulido tenía un consejo que decía: 'Nunca preguntes cuánto cobra tu compañero de elenco porque si cobra más, te dará coraje y si cobra menos, dirás que es un menso'. Puedo decir que ninguna de estas mujeres u hombres me ha preguntado cuánto cobrará su compañera".
Dos veces se ha enfrentado a lucha de vanidades en sus elencos y en ambas ocasiones su palabra ha sido la ley. En Doce Hombres en Pugna, Juan Ferrara e Ignacio López Tarso tuvieron un leve altercado que se hizo público. "Hablé con ellos y solucionamos el problema; nunca hubo pugnas reales entre los doce actores, todos son unos profesionales", dice como si fuera un padre que imparte justicia entre sus hijos.
La segunda vez fue más grave ya que Laura Zapata y Cecilia Gabriela tuvieron un enfrentamiento verbal y casi físico durante una función a causa de un trazo escénico en el que el personaje Zapata debía amenazar al de Gabriel con una navaja. Durante un par de días, las actrices se declararon la "guerra" en radio y prensa, hasta que Ortiz de Pinedo tomó una decisión salomónica: Cecilia salió del elenco y Zapata se quedó a cumplir su contrato.
PALABRA DE TEATRO No es una casualidad que frases de personajes de la dinastía Ortiz de Pinedo (como su tío Óscar Pulido) aparezcan en el vocabulario del productor porque el teatro siempre fue una prioridad en su trabajo. Acepta, obviamente, la visión de su hijo, que le propone obras de Arthur Miller y Reginald Rose, dramaturgos estadounidenses cuyas obras escritas hace medio siglo son repuestas en versiones contemporáneas en Nueva York, pero aclara: "Siempre he combinado el teatro con la televisión. De hecho, el teatro difícilmente genera ganancias. Cualquiera que monta obras de teatro, escribe una novela o edita un periódico, lo hace pensando que se va a vender. Nadie agarra su dinero para tirarlo a la basura. Realizo mis montajes con la esperanza de que van a funcionar, pero a la larga la gran satisfacción del artista es montar su obra: es una satisfacción que no se paga con dinero. La esperanza del teatro siempre es la misma: estrenarla".
Diana Bracho, que actualmente protagoniza Todos Eran Mis Hijos, lo dice muy claro: "Jorge está invirtiendo en teatro el dinero que gana con la televisión".
El hijo produce
Ese mismo ideal persiste en Pedro Ortiz, quien acompañó a su padre en la aventura de convertir Doce Hombres en Pugna en Doce Mujeres en Pugna. Como productor, apoyó a su progenitor en una difícil decisión económica: hacer la adaptación de una obra clásica para hombres y ceder todos los derechos al despacho neoyorkino que maneja el legado de Reginald Rose.
Jorge Ortiz de Pinedo trabajó en esta versión femenina y literalmente la regaló, con tal de poder montarla: "Hago teatro porque quiero; en general, en México, al teatro lo hacen los actores, directores y autores que tienen su proyecto y quieren realizarlo a como dé lugar, buscan asociaciones, alianzas. Yo, en cambio, soy productor. A todas mis obras las he montado con un grupo de gente que me apoya económicamente".