Felices para siempre. 'María José' (Jacqueline Bracamontes) y 'Alejandro' (William Levy), sellaron su amor ante el altar de la Catedral de Mérida, a donde acudieron cientos de personas para verlos.
El embrujo surtió efecto sobre los seguidores de Sortilegio, un realismo mágico que se transformó en hechizo durante la grabación del final de la historia en la Catedral de la capital yucateca.
Un prolongado beso selló la trama, en el colofón de la boda de María José Samaniego (Jacqueline Bracamontes) y Alejandro Lombardo (William Levy), quienes ahora sí, de manera voluntaria y después de haberse convertido en padres, se dieron el sí.
Unas 4 mil personas se arremolinaron en la plaza principal de Mérida, que vivió un congestionamiento vial por más de tres horas, para acompañar a la pareja durante la ceremonia nupcial.
El calor de 38 grados centígrados provocó apuros e incomodidades en maquillistas y actores de la trama, quienes llegaron a la locación, la Catedral, un edificio erigido en 1561, a las 16:30 horas.
Con vestido halter color perla, cercano a tono hueso, y un tocado a media nuca, María José (Jacqueline) entró al templo católico de la mano de su padre, Pedro (Héctor Sáez).
Al pie del altar ya la esperaba Alejandro, quien demostró que su amor era más fuerte, al sobrevivir a tres intentos de homicidio de su hermano, Bruno (David Zepeda), el último de ellos en una balacera.
La nobleza y carácter fueron características de Alejandro con las cuales se ganó ser el consentido del público, especialmente de las mujeres, y esto se comprobó el miércoles cuando, al verlo vestido de traje blanco esperando a su amada, estallaron en gritos.
El júbilo por momentos se tornó en griterío, lo que provocó la intervención, en varias ocasiones, del equipo de producción de Carla Estrada para tranquilizar a la gente. La toma de la entrada, con el fondo de una marcha nupcial, tuvo que repetirse un par de ocasiones.
Pero no todo fue fiesta. La grabación trajo consigo algunas quejas de feligreses que normalmente acuden a misa en esas horas.
La Catedral de Mérida, de fachada renacentista, pero de estilo arquitectónico morisco en las torres e interior, fue mudo testigo de la ceremonia religiosa.
Ante esa imagen, a las 17:35 horas se dio la bendición a la pareja y fueron declarados marido y mujer. A las 18:22 salieron del recinto bajo una lluvia de pétalos blancos y confeti plata.
Caminando en una alfombra roja de casi 200 metros, los recién casados se trasladaron a la plaza central de Mérida, para la recepción, en donde celebraron el acontecimiento bailando jarana. La última pieza fue Mujeres que se Pintan.
Para ese entonces, los actores centrales y el resto del elenco sudaban copiosamente, aunque no escatimaron en saludos para el público.
En su despedida, Jacqueline Bracamontes se conmovió tanto por la intensidad de los aplausos y las expresiones de admiración que no pudo evitar que se le quebrara la voz con un sollozo.
Con esfuerzos articuló unas cuantas palabras y, superando las fallas del sonido, dio un "¡Gracias, Mérida!" y a quienes siguieron la telenovela a lo largo de ocho meses.
William Levy reconoció el esfuerzo y el sacrificio de los actores como una experiencia que valió la pena, debido al éxito que tuvieron.
JACQUELINE BRACAMONTES
María José
WILLIAM LEVY
Alex
GABRIEL SOTO
Fernando
CHANTAL ANDERE
Raquel
DAVID ZEPEDA Bruno
