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Consecuencias de la crisis

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

La crisis global se está dejando sentir con todo rigor. Y eso que, nos dicen, todavía no toca fondo y falta un buen rato para que las cosas mejoren.

Y ello se manifiesta en todo tipo de maneras. Las más usuales, por supuesto, tienen que ver con la vertiente económica: cuántos empleos se pierden, cuántas empresas cierran sus puertas, qué tanto cae la producción y la generación de riqueza.

Pero también existen las consecuencias sociales. Después de todo, el desempleo no sólo es un drama económico, sino personal y familiar. En la tablita se halla no sólo la viabilidad de quienes dependen del despedido o quebrado, sino su autoestima, cómo lo ve su comunidad, los lazos que atan a la familia, entre muchas otras cosas. De la misma forma que el cierre de una empresa puede ser una catástrofe no sólo para el dueño y sus empleados, sino para toda una comunidad que de alguna forma había estado ligada fuertemente a la compañía fracasada.

Pero también hay consecuencias inusitadas. Realmente inusitadas. Como la noticia que nos llega de Qingdao, en China.

Resulta que un próspero empresario de esa ciudad costera se daba la gran vida, y no se contentaba con los placeres que podía proporcionarle su esposa. No, el avorazado además tenía cinco amantes, a las que les pagaba un departamento a cada una, y una mensualidad de unos 750 dólares. Las mujeres (excepto la esposa, que como siempre fue la última en enterarse) conocían cómo se las gastaba su papacito, pero no le ponían mala cara al arreglo.

Pero la crisis le llegó al papacito. Y el lujurioso empresario decidió quedarse con sólo una de las cinco amantes. Como ninguna se ofreció voluntariamente a renunciar a una vida más bien cómoda, el venéreo caballero decidió hacer ¡una eliminatoria!, para ver con cuál se quedaba.

Para ello contrató los servicios de un agente de modelaje, el cual realizó las pruebas para ver quién preservaba sus privilegios. Éstas consistían en qué tan presentables estaban las damas, cómo cantaban y bailaban, y qué tan bien resistían al alcohol.

Resulta que la primera eliminada, en razón a que no era muy agraciada, no se resignó. Y después de la primera ronda, invitó al señor y sus compañeras a darse una vuelta en el carro. Pero había plan con maña: al transitar por una carretera montañosa, condujo el automóvil a un desfiladero y lo despeñó: si ella era infeliz, que las demás (y el causante de sus desgracias) también lo fueran.

Quiso el destino que sólo ella muriera. Pero la Policía encontró la carta que la suicida había dejado detrás, y el asunto se destapó, y gacho: el empresario tuvo que pagar una buena compensación a los padres de la muchacha muerta

Lo dicho: la crisis está pegando re feo. Y a veces, de maneras no muy convencionales.

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