"La falta total de pruebas es el signo inequívoco de que la conspiración está funcionando."
Anónimo
Fidel Castro ha retomado una historia de conspiración que empezó en México en un correo electrónico anónimo y aparentemente en broma. "Las autoridades mexicanas -escribió el comandante el 11 de mayo- no le informaron al mundo la presencia [de la epidemia] esperando la visita de Barack Obama; ahora nos amenazan con suspender la del presidente Calderón."
Las fechas, sin embargo, no cuadran. Barack Obama estuvo en México el 17 de abril; pero según el doctor Miguel Ángel Lezana, director del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades, México notificó a la Organización Mundial de la Salud de una posible epidemia el 12 de abril.
El doctor Lezana narra que en México surgió un brote de influenza en La Gloria, Perote, Veracruz, entre el 9 de marzo y el 10 de abril con 40 casos y síntomas en alrededor de 200. Esa zona tiene un porcentaje muy alto de población en Estados Unidos y son constantes los viajes entre los dos países.
Un grupo de médicos acudió a la zona, en la que se registraban protestas de pobladores que culpaban de la enfermedad a una granja porcícola distante unos ocho kilómetros, y tomaron muestras que señalaban la presencia del virus B/H3N2, una variedad ya conocida y para la que había vacuna y tratamientos antivirales.
El 28 y 30 de marzo se registraron dos casos de influenza en San Diego y el condado Imperial de California en Estados Unidos. Los enfermos fueron tratados para influenza estacional y se recuperaron. Sin embargo, se mandaron muestras al Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Atlanta.
El primero de abril un niño de La Gloria, Édgar Hernández, desarrolló síntomas de influenza. Se le tomaron muestras el 3 de abril, pero no se identificó el virus. El niño se recuperó por sí solo.
El 12 de abril una mujer llegó a un hospital en Oaxaca con una influenza muy avanzada y murió al día siguiente. También se le tomaron muestras. El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), mientras tanto, estaba reportando un número inusitadamente alto de casos de neumonía. La Secretaría de Salud notificó el 12 de abril a la OMS sobre la posibilidad de una epidemia. El 16 informó a la Organización Panamericana de la Salud (Reforma, 2.05.09).
El 17 de abril, cuando el presidente Obama se encontraba en México, el CDC comunicó extraoficialmente al Gobierno mexicano que los casos de California eran probablemente de un nuevo virus, pero señaló que necesitaba hacer pruebas adicionales. El 22 de abril la Secretaría de Salud de México mandó a Canadá 51 muestras diversas, entre ellas del niño Édgar, otras de Perote y de la mujer de Oaxaca.
Al día siguiente se confirmó que la epidemia era producida por un virus nuevo, el mismo en California y en México, al que se denominó A/H1N1 (swine) CA 2009. La OMS decretó una alerta: México cerró escuelas y tomó medidas de emergencia; Estados Unidos, no.
Hasta la fecha sigue habiendo un debate entre quienes piensan que el Gobierno mexicano no reaccionó a tiempo, o lo hizo con timidez, y quienes consideran que la reacción fue excesiva y le ha hecho un daño enorme a la economía e imagen del país.
Los especialistas habían advertido durante años sobre la posibilidad de una nueva epidemia de influenza, pero esperaban que ésta surgiera de Asia y fuera aviar. Si se compara la reacción actual de México con las de otros gobiernos ante otras epidemias, como la del Sida, la reacción mexicana no sólo ha sido rápida sino vigorosa. Por otra parte, si hubo demora en México, también la hubo en Estados Unidos, país que de hecho no ha tomado medidas restrictivas como las mexicanas.
Las principales empresas de televisión por cable, dominadas por Televisa, han lanzado paquetes de triple play: televisión, telefonía e Internet. Mientras tanto, el Gobierno de México sigue impidiendo que Telmex ofrezca televisión.
