“El Presidente de la República instruyó a la Secretaría de la Función Pública la organización de un concurso en el que los ciudadanos denuncien el peor trámite del gobierno”. Así dice pomposamente la convocatoria del Concurso para Identificar el Trámite más Inútil.
Dicha convocatoria también establece que “con ello buscamos ponernos en los zapatos del ciudadano, para ofrecerle mejores servicios públicos, como corresponde a un buen gobierno. El objetivo es conocer la opinión ciudadana sobre los trámites del gobierno, para identificar cuales se deben mejorar y cómo para servir mejor a la sociedad”. Por si eso fuera poco, la mentada convocatoria establece que “no pueden participar servidores públicos que laboren en la Secretaría de la Función Publica ni servidores públicos respecto de los trámites de la institución en la que laboran”. Ni la burla perdonan, si no fuera trágico, sería cómico.
En primer lugar, que mal que el Presidente de la República tenga que dedicar una buena parte de su tiempo en idear concursos estériles, en lugar de dedicar ese valioso recurso no renovable a los problemas que si son de su directa incumbencia como lo es el exigir que cada uno de sus secretarios alcance los resultados que se esperan de ellos. No tiene vergüenza el Secretario de la Función Pública Salvador Vega en aceptar las instrucciones precisas (en nuestro país, todas las instrucciones que dan los presidentes municipales, los gobernadores y el Presidente de la República, son precisas) del Presidente de la República para la realización del concurso en lugar de dedicarse en cuerpo y alma a lo que establece la misión de dicha Secretaría: “garantizar la eficiencia del quehacer gubernamental”, desquitando de esta manera el buen sueldo que de seguro ganan él y todos los funcionarios de su circulo cercano.
Tácitamente, al establecer en la convocatoria que “el objetivo es conocer la opinión ciudadana sobre los trámites del gobierno, para identificar cuales se deben mejorar y cómo para servir mejor a la sociedad”, reconocen que los responsables del buen funcionamiento del IMSS, el ISSSTE, el SAT, la SEP, la SRE, la SEDENA, el INFONAVIT, el IFE y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, se han pasado lo que va del sexenio nadando de muertito, en blanco, sin conocer las deficiencias de estas dependencias y mucho menos sus áreas de oportunidad de mejora y en lugar de que como lo explican equivocadamente en la convocatoria, se pongan en los zapatos del ciudadano, hicieron que, con este concurso, el ciudadano se pusiera en los de ellos para hacer su chamba pero sin cobrar lo que ellos ganan.
Por otra parte, quienes idearon la convocatoria., al dejar fuera a “servidores públicos que laboren en la Secretaría de la Función Publica y a servidores públicos respecto de los trámites de la institución en la que laboran”, ignoran por completo la filosofía de la mejora continua y de los círculos de calidad que establece que los más capacitados para mejorar los procesos y métodos de trabajo son las propias personas que se encargan de ejecutarlos. Es de ellos, principalmente, la experiencia y el conocimiento del trabajo para hacerlo más eficiente y con trámites sencillos y ágiles.
Además, para que nos de pena ajena a los ciudadanos, el Secretario de la Función Pública, sin que se le pusiera roja la cara, se ufanó de que fueron más de 20 mil trámites engorrosos los que presentaron los ciudadanos para el dichoso concurso. Que bien que la convocatoria estableció solamente 37 días para el concurso, si el plazo hubiera sido de tres meses, seguramente los trámites engorrosos del concurso hubieran rebasado fácilmente más de 50 mil.
El trámite que ganó el concurso fue uno de tantos que se realizan en el IMSS. En la fotografía de la premiación, están todos los funcionarios públicos que asistieron a ese evento muy sonrientes, como si haber evidenciado 20 mil trámites engorrosos e inútiles fuera motivo de fiesta nacional. El segundo lugar lo ganó un trámite que se realiza en el Registro Civil del Distrito Federal y de inmediato, el digno Director de dicho Registro, Eugenio Hegel Cortez Miranda, rechazó la distinción convencido de que al negar la existencia de un problema, éste desaparece de inmediato; en lugar de aceptar una queja como una sugerencia para mejorar, siente que le pisan los callos y pega el grito en el cielo diciendo una tontería: “¡no lo reconocemos de ninguna manera! Hemos trabajado mucho en el Registro Civil para atender de manera eficiente a los ciudadanos”. Mr. Hegel no sabe que la competitividad sugiere, ya no trabajar mucho, sino trabajar mejor.
La cereza del pastel la puso la propia Secretaría de la Función Pública: al finalizar el evento de premiación de los ganadores, los representantes de los medios de comunicación intentaron entrevistar a la ganadora del primer lugar y el personal de la Secretaría solicito hacer un engorroso trámite ante el área de Comunicación Social de esa dependencia para poder hablar con ella, ¡Hágame usted el favor!
Comarca Lagunera. Enero de 2009.
Correo electrónico: jgonzalez2001@hotmail.com
