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Contraluz / EFECTO COLATERAL

Dra. Ma. Del Carmen Maqueo Garza

Se ha criticado el sistema penitenciario de México en el sentido de que un delincuente menor que ingresa al mismo más que abandonar la conducta delincuencial la refuerza. Los programas de readaptación han sufrido traspiés a lo largo de su desarrollo, de manera que no en siempre consigue garantizarse un cambio de conducta para quien pisa un centro de readaptación social... Ahora las cosas se vuelven más fáciles, ya no tenemos que esperar a que ninguno vaya a la cárcel, en casa tenemos lecciones delincuenciales diarias, sólo basta con encender la televisión.

El noticiero matutino de Carlos Loret de Mola del viernes 23 de enero daba cuenta de una serie de delitos de todo orden cometidos a lo largo y ancho del país, con relativa frecuencia este espacio informativo incluye notas que tienen que ver con la delincuencia organizada; sin embargo en esta ocasión los presentó casi a manera de concurso, siendo el primer candidato el que asaltó a un usuario bancario frente al policía bancario quien no hizo nada, y fue finalmente sometido por una señora de la tercera edad... El segundo el caso del hombre secuestrado que atrapó a su plagiario, lo entregó a las autoridades, pero éstas lo dejaron libre “por falta de méritos”, o el tercer caso de la familia de robacoches a la cual aún cuando la filmaron robando coches se dice inocente... El objetivo final de presentar los delitos de esta manera “sabrosona” lo desconozco; podríamos especular con relación a intereses detrás de este habitual balconeo de la seguridad pública, pero finalmente el efecto colateral en el público televidente es uno para nada deseable: son lecciones a distancia de “cómo infringir la ley y no ser capturado en el intento”. Se describe a detalle el “modus operandi” de unos individuos o bandas delincuenciales, y de ser posible el relato se hace acompañar de imágenes; luego no nos extrañe que dos menores secuestren a un tercero, como sucedió esta semana en la Región Carbonífera, consecuencia lógica de estar exponiendo a nuestros niños y jóvenes a estas lecciones diarias sobre delincuencia organizada.

La realidad de los centros de readaptación social en nuestro país deja mucho qué desear, iniciando por la sobrepoblación que aqueja a la mayoría de ellos, lo que lleva a falta de higiene y atención médica; oportunidades de instrucción o trabajo, y hasta casos de racionamiento de agua para los internos. Surgen polos de poder que controlan todo, y en muchas ocasiones hay corrupción y tráfico de influencias de manera que se introduce todo género de productos no autorizados al penal. Ahora con las grandes redadas en donde se aprehende un mayor número de delincuentes, yo me pregunto hasta qué punto van a agravarse las condiciones de vida de los internos.

En periodismo se habla del “efecto Werther”, apelativo tomado del protagonista de la novela de Goethe: “Las penas del joven Werther” cuyo suicidio en la pluma del alemán derivó en una ola de suicidios entre lectores de la obra publicada en 1774. Doscientos años después en l974, David Philips describe a detalle esta conducta de imitación de “modelos sociales” por parte de sujetos sin la debida estructura mental. Mucho se ha debatido por los especialistas del tema si las conductas sociales que se suceden después de emitir una noticia, como sería el caso del suicidio de un famoso, se dan porque las condiciones externas que llevaron a que el primero se suicidara llevan también a otros a suicidarse, o si obedece a un deseo de imitación que no es del todo consciente. En lo personal, y hablando específicamente de los contenidos de la pantalla chica, considero que el efecto de la repetición cotidiana en las mentes de muchos televidentes lleva a dos conductas, por un lado a sufrir la desesperanza cuando se nos presenta un país bajo el yugo de la delincuencia organizada... por otro lado esa facilitación para conocer cómo operan los diversos grupos delincuenciales exaltando de alguna manera su poder económico hasta hacerlos ver como envidiables en un doble mensaje que finalmente lleva a imitar conductas, particularmente en menores de edad cuyo aparato mental no está plenamente estructurado.

¡Vaya! Y no nos circunscribamos a los noticieros... tenemos series televisivas; telenovelas; videoclips y hasta anuncios comerciales con una carga desmedida de erotismo y violencia que le hace flaco favor al desarrollo de nuestros niños.

La Ley Federal de Radio y Televisión ha abordado el asunto de la responsabilidad social, pero hasta ahí; es urgente que los profesionales de la comunicación comiencen a orientar sus estrategias hacia un periodismo de fondo, propositivo, que analice y regule el efecto colateral de las noticias que llegan a los hogares mexicanos y quedan inscritas en el alma de nuestros niños.

maqueo33@yahoo.com.mx

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