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Contraluz / SIMITRIO Y EL MAL

Dra. Ma. Del Carmen Maqueo Garza

En su primer número del año la revista NEXOS dirigida por Héctor Aguilar Camín totalmente renovada en su formato, nos presenta una interesante colaboración del periodista Alejandro Suverza quien se ha adentrado en investigar los principales cárteles de la droga en nuestro país y de hecho prepara un libro sobre “La Familia” de Michoacán. Su bien documentado escrito nos lleva a entender un poco más el fenómeno del narcotráfico en nuestro país, en el origen del cual adivinamos una complicada urdimbre antropológica que explica por qué un individuo se involucra tempranamente en actividades al margen de la Ley. A la luz de la Psicología identificamos factores de riesgo en el desarrollo de la personalidad que llevan a conductas en contra del orden social, como sería el caso del narcotráfico, a través del cual se puede llegar a actos de intimidación; ataque y destrucción. Pero al margen de ello, dentro de la organización interna de los cárteles existe una suerte de “código de honor” que ha de respetarse, y de igual modo en regímenes anteriores de Gobierno existía un acuerdo implícito entre narcotraficantes y autoridades, que permitía a unos ejercer sus actividades, y a los otros salvaguardar la seguridad pública. Ahora estos acuerdos, tanto el interno como el externo se han fracturado, y los resultados hablan por ellos mismos en las calles.

Vaya, pero finalmente no va por allí mi comentario; sólo valga aclarar que ni comulgo con la idea de que un Gobierno pacte con el narco para salvaguardar la paz ciudadana, ni me satisface en lo absoluto la zozobra que se vive en el país gracias a la ruptura del acuerdo entre ambas instancias. Voy a tratar de enfocarme a los comportamientos satélites que vienen desarrollándose dentro de la sociedad que suponemos ajena a los cárteles, y va como sigue:

En 1960 salió a la luz la película “Simitrio” de Emilio Gómez Muriel; la actuación de José Elías Moreno en el papel de Cipriano la hizo merecedora del premio Perla del Cantábrico a la mejor película hablada en español; Moreno da vida al maestro cegatón de una primaria rural a quien los alumnos engañan a lo largo del año escolar con Simitrio un personaje imaginario al cual atribuyen toda una serie de actos delictivos emprendidos por los alumnos. Esto mismo viene sucediendo en el México actual; ciudadanos que no están directamente involucrados en el narcotráfico comienzan a enarbolar “el perfil del narco” como al personaje imaginario de la cinta, cuando emprenden acciones que violentan la paz social, punibles por ellas mismas, pero que a la sombra de la versión moderna de “Simitrio” seguramente provocarán temor e intimidación y quedarán sin sancionar. Lo más común que vemos a diario, conductores de vehículos con vidrios polarizados y sin placas que emprenden todo tipo de infracciones de tránsito y hasta actos de intimidación, en la confianza de que, suponiéndolos narcos, no habrá quien ose denunciar o sancionar el delito; los percibo regodeándose de sus triunfos y yendo por más....Partiendo de este caso “menos grave” se disparan acciones que violentan abiertamente los derechos de otros, hasta el grado de la crueldad y destrucción y que se amparan bajo “Simitrio” para su impunidad. Lo terrible del caso es que son delitos emprendidos por individuos provenientes de hogares de clase media a media alta, que suponemos estructurados; chicos que han crecido sin carencias económicas ni de salud, y con buenas oportunidades de instrucción académica. Jóvenes que se esperaría llegaran a ser ciudadanos con sensibilidad social, dispuestos a respetar y hacer respetar las leyes, terminan envueltos en actos francamente delictivos; los vemos actuar envalentonados probablemente por el grupo, por el alcohol o algún otro químico para emprender conductas antisociales con alta carga de crueldad y destrucción que traducen un desprecio absoluto por los demás, amén de la flagrante violación de sus derechos ciudadanos.

Dentro de la Medicina existe lo que llamamos “Historia Natural de la Enfermedad”, esto es un enfoque científico para entender que la conjunción de ciertos factores de riesgo en un individuo dará por resultado una enfermedad con su cohorte de manifestaciones clínicas, complicaciones y secuelas. De este modo entendemos que determinados individuos con factores de riesgo en sus primeros años de vida, puedan desarrollar rasgos de personalidad que los lleven a conductas delictivas como sería el narcotráfico. Sin embargo, cuando nos topamos con individuos que no tuvieron esos factores de riesgo, pero que desarrollan conductas antisociales graves, sabemos que en algo estamos fallando todos nosotros como sociedad. Estamos atribuyendo a “Simitrio” la descomposición social que se está llevando a cabo en nuestro medio, cuando es muy seguro que la cloaca esté más cerca de lo que nunca hubiéramos imaginado.

maqueo33@yahoo.com.mx

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