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Copenhague: ¿última llamada?

EL COMENTARIO DE HOY

FRANCISCO AMPARÁN

Desde hace unos días, en la capital danesa de Copenhague se han dado cita gobernantes, científicos, activistas y colados de casi todos los países del mundo. El motivo de la reunión es analizar el impacto que para la Humanidad puede llegar a tener el calentamiento global; y articular medidas que le pongan un alto a ese proceso.

Según los típicos agoreros del desastre, esta es la última oportunidad que tenemos los humanos para corregir nuestros malos hábitos. En caso de no llegar a un acuerdo radical, y a un compromiso de fondo, el clima se continuará alterando, los hielos polares derritiéndose y los patrones de lluvia y sequía volviéndose locos. En última instancia, dicen, está en juego nuestra supervivencia como especie, y la sustentabilidad de la naturaleza toda.

Ante tan negros presagios, uno pensaría que existe una sensación de urgencia en Copenhague. Y que los poderosos del mundo que ahí se encuentran se van a pelear por ser los primeros en reducir los gases de invernadero que provocan el calentamiento global. Pero no. Muy probablemente de Copenhague no salga ningún compromiso importante, ni se llegue muy lejos en la reducción de emisiones de bióxido de carbono, metano y otros gases. Y ello tiene varias causas.

Por un lado, hay muchos que cuestionan los datos duros en que se basa la presunción de que es la actividad humana la que ha estado provocando el calentamiento global. De hecho, hay un pequeño grupo de miembros de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficos que está cabildeando para que se le quite el Oscar que recibiera Al Gore por su documental al respecto. Alegan que el exvicepresidente exageró y falseó datos en el filme para que éste tuviera más impacto. Las opiniones de los científicos en todo el mundo sobre las causas y efectos del calentamiento global distan mucho de ser unánimes.

Por otro lado, sobran países que se niegan a reducir sus emisiones porque suponen que ello coartaría sus posibilidades de desarrollo. El principal país emisor de bióxido de carbono es China, debido fundamentalmente a que sus necesidades energéticas son satisfechas con sus enormes yacimientos de carbón. Cuando se les pide que le bajen al consumo de carbón, los chinos replican que por qué no se le pidió lo mismo a la Gran Bretaña en el Siglo XIX, cuando también sacó provecho de sus recursos y ello le ayudó a convertirse en potencia mundial. ¿Por qué no han de usar los chinos lo que tienen, para sacar de la pobreza a decenas de millones de sus ciudadanos?

Como se puede ver, el debate puede ser intenso: el presente contra el futuro, los pobres concretos de hoy contra las catástrofes naturales teóricas del mañana. Por eso quizá Copenhague termine resultando una decepción para ambos bandos del debate sobre el cambio climático. Ya veremos.

Hoy a las 8 PM, presentación del libro de poemas "La dispersión" de Marco Antonio Jiménez. Librería Punto y Aparte, Morelos y Colón.

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