Golpe. No hay dinero para mantener tradición.
La tradición de comprar pan de muerto para el primero y dos de noviembre refleja los negativos efectos de la crisis económica y el desempleo, dice Julio Luna Solís, delegado de la zona norte de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (Canainpa).
Expresa que actualmente es poca la venta de este singular alimento directamente en las panaderías. La gente que puede comprar pan, lo hace siempre en los grandes supermercados.