Lideresa. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
BUENOS AIRES, ARGENTINA.- La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, cumplirá hoy su segundo año de Gobierno envuelta en una crisis de popularidad, con fuertes campañas mediáticas en su contra y un nuevo Congreso opositor.
Muy lejos quedó ya aquel 10 de diciembre de 2007, cuando Fernández y su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, protagonizaron entre sonrisas una fiesta familiar al intercambiarse la banda presidencial luego que ella ganó las elecciones con 45 por ciento de los votos.
A dos años de distancia, la presidenta no logra remontar el desplome de su popularidad, que llega apenas a 20 por ciento, y que se reflejó en la derrota electoral que el kirchnerismo sufrió en las elecciones legislativas del 28 de junio pasado.
Se terminó así la cómoda mayoría que el oficialista Frente para la Victoria tuvo en los últimos seis años, ya que a partir de hoy, con el recambio legislativo, sólo tendrá 113 diputados contra 129 de la Oposición y un empate de 35 escaños en el Senado.
Pese a los adversos resultados electorales, la mandataria ganó en los últimos meses importantes batallas políticas como la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que evitará la creación de monopolios.
La reforma al mercado de medios en Argentina fue un éxito que Fernández logró contra todos los pronósticos, sobre todo porque enfrentó el rechazo de las principales empresas de comunicación que no le perdonan esta nueva Ley que afectará sus negocios.
La presidenta también consiguió que el Congreso saliente aprobara una ambiciosa reforma política con miras a las elecciones generales de 2011, la cual evitará algunas de las mayores irregularidades que se criticaban al sistema electoral argentino.
Fernández se ganó, además, el reconocimiento de la centroizquierda al poner en marcha un nuevo programa social que otorgará un apoyo de 50 dólares mensuales a todos los niños menores de 18 años en un país con niveles de pobreza de entre 25 y 30 por ciento.
Ninguna de estas medidas impactó de manera positiva o significativa en la opinión pública, porque las empresas de comunicación que vieron afectados sus intereses con la nueva Ley de Medios optaron por minimizar los logros del Gobierno.