Parece un hervidero de serpientes, pero se trata del imponente enlace de varios freeways de Los Ángeles.
Los Ángeles es ciertamente una ciudad que ha crecido en forma desorbitada, y al mismo tiempo es donde viven y trabajan más mexicanos que en ninguna otra parte de Estados Unidos.
Es tan grande, que muchos visitantes se pierden por la abundancia de sus freeways o vías de alta velocidad, y que se enroscan como un nido de serpientes. Las mismas autoridades angelinas recomiendan por ello a los visitantes, que la mejor forma de conocer la gran ciudad, sin exponerse a ningún peligro, es haciendo tours en cualquiera de los autobuses de las compañías especializadas en eso.
Gray Line ofrece paseos interesantes y amenos por sólo 30 dólares, y el autobús en que se viaja se puede abordar en el mismo hotel donde uno se hospeda, en la esquina de Hollywood Boulevard y la calle Orquídea, o frente al famoso Teatro Chino. Un paseo así lo llevará a los sitios más interesantes de la ciudad, además de que se viaja con seguridad y resulta más económico que hacerlo en autobús urbano o en taxi.
Una ventaja más es que, en los tours de Gray Line, viaja siempre un guía que puede ser escogido en español, y que va relatando todo lo interesante del paseo... Se hace una rápida visita el periódico “Los Ángeles Times”, uno de los más grandes e influyentes de Estados Unidos, y que siempre ha sido la voz de los hispanos. Este periódico es uno de los más antiguos de la prensa norteamericana, siempre en defensa de las minorías... Entre otros lugares que cubren estos paseos, está una rápida visita al hotel donde la cantante de rock Janis Joplin murió por una sobredosis de drogas... Otra parada es en el hotel donde Jim Morrison estuvo a punto de morir de lo mismo que la Joplin; no lo consiguió allí, pero sí lo hizo poco después en un hotel de París... Una parada más, frente al sitio donde Sal Mineo murió asesinado a puñaladas.
Una de las visitas que más conmueven es la del hotel donde John Belushi se sobredrogó, y donde Jack Web, aquel famoso actor de la serie de televisión “Dragnet”, murió olvidado, pobre y solitario; así como la casa donde se suicidó George Reeves, el actor que encarnó primero a Superman en la televisión.
Los Ángeles está lleno de residencias, hoteles y sitios donde murieron varios famosos, como la mansión donde ocurrió la masacre que provocó Charles Manson y su secta maldita, en la que murió la actriz Sharon Tate, esposa del director de cine Roman Polansky... Como algo divertido, se visita la casa donde vivió la seductora e insaciable estrella del cine mudo, Clara Blow, que se afirma ella sola “entretenía” a todo el equipo de futbol americano de la Universidad de California.
Hay dos paradas en el tour que merecen atención aparte, y que son donde los turistas toman más fotos: el legendario Teatro Chino, y el complejo de departamentos donde murió en circunstancias extrañas la actriz Marilyn Monroe, cuya sensualidad no ha sido superada en el cine.
El Teatro Chino es el más antiguo de Los Angeles: primero sirvió para presentar obras de teatro, y después como cine y salón de eventos cinematográficos. Pero su mayor importancia está en sus banquetas, donde los artistas más famosos han dejado impresa su huella. Los actores y las actrices más renombradas de Hollywood han estampado en cemento fresco la huella de sus manos, o como casos curiosos Jim Durate estampó su nariz, el perro Lassie sus patas, y Tonto, el caballo de El Llanero Solitario, la huella de sus cascos. Hay otras excentricidades, y todas llaman la atención y traen recuerdos.
Marilyn Monroe, que se dijo sostenía relaciones con el presidente John F. Kennedy y con su hermano, murió en su departamento sin que se haya aclarado cómo ocurrió. Se sabe que se despidió de su sirvienta Eunice Murray a las nueve de la noche para acostarse a dormir, y que al día siguiente fue encontrada muerta en su cama, desnuda, y con el teléfono en la mano. Nunca se supo, o no se reveló, con quién había hablado. Marilyn tenía 36 años al morir.