Llegué volado para ver el juego del Santos, derrapé el coche, abrí la puerta, corrí a la recámara, agarré el control y en una pirueta ninja di una voltereta en el aire, boté los zapatos y prendí la tele. Para cuando caí de media lonja en el colchón, la tele había soltado un chispazo y había muerto. Chale. Me quedé sin tele, sin crédito en el celular ni Internet (todo está en moratoria hasta el día de quincena) y sólo encuentro sosiego en el café Internet del barrio que se distingue por la amabilidad de la señora que atiende y lo mantecoso de todos los teclados.
La verdadera gran pérdida de esta Semana Santa, es el verme privado de todas las películas mexicanas que narran el tema de la Pasión de Cristo. Creo firmemente que incluso el género de luchadores no puede llegar a las cimas de candidez y humor involuntario que algunas de estas cintas alcanzan. Aquí no juzgo el tema ni la razón de ser de estas películas. Hablo de sus escenarios de cartón, las barbas postizas, el seseo español de alguno que otro Cristo y los escuálidos extras que la hacían de romanos. El cine religioso mexicano tiene momentos de verdad entrañables, con Claudio Brook como el Mesías o Jorge Rivero como el legionario arrepentido. No tengo más que elogios para el cine devoto, heredero de las historietas del corte de "vidas ejemplares" y que no se detiene con la pasión, sino que se bifurca en épicas piadosas como aquella pieza maravillosa que fue "Fray Escoba" sobre San Martín de Porres. Son películas que de golpe me devuelven a mi niñez, al departamento donde vivía mi abuela (que si se alucinaba grueso con estos filmes) y a un tiempo donde todo parecía ser más candoroso. Despojado de mi tele, melancólico cinéfilo sin pantalla, les dejo algunas recomendaciones fílmicas, si es que tienen esta semana de asueto.
En primer término, considero pertinente alejarse de la Pasión según Mel Gibson, donde hacen barbacoa a Cristo mientras la Mónica Bellucci, llora, nunca mejor dicho, como una Magdalena. La tacho porque de a tiro apela a los sentimientos más rudimentarios de piedad. Digo, la golpiza está del cocol y todo se centra en ello, no hay nada del misterio ni la belleza encerradas en el evangelio. Y bueno, opinión de pecador, eso de contratar a Mónica Bellucci y ponerla a moquear envuelta en siete cobijas como que no rinde. Esa mujer no debe estar constreñida a tan pesadas prendas, hombre, que mientras más ligera de atuendo, es mejor. Bueno, si la onda es ver cine de Semana Santa, creo que "La Última Tentación de Cristo" a varios años de su polémica, resulta una opción sumamente interesante. La secuencia de la crucifixión en esta cinta es realmente impresionante y el argumento va en un crescendo que desemboca en un final apoteósico. Yo sí derramé las de cocodrilo cuando la vi por primera vez. Caso aparte es "El Evangelio según Mateo", obra máxima de Pasolini que presenta a un Cristo joven, incendiario como un Che Guevara del desierto.
Las escenas están inspiradas en la obra de Piero Della Francesca, gran maestro renacentista, lo cual la hace visualmente soberbia. A título personal la película que mejor retrata cuan intensa puede ser una vocación espiritual es "Andrey Rublev" de Tarkovsky, pieza que narra la vida de un pintor de iconos en el Siglo XV. Sometido a la violencia política y militar, atormentado por sus propios demonios, lleno de dudas, el monje protagonista de esta cinta se desgarra en la paradoja de ser un hombre de fe en un mundo lleno de dudas.
Estas últimas no son películas fáciles de conseguir pero la búsqueda vale la pena. Sea pues, que sean felices para todos estos días de conmemoración. Y si bien no creo que nadie deba darse golpes de pecho, pues al menos portémonos sensatos y buena onda, que en estos tiempos canijos es menester no echar más leña al fuego.