La determinación del Alcalde de Torreón de licitar el contrato de prestación del servicio de limpieza en el ocaso de su gestión, es una decisión que debe ser reconsiderada.
Con toda razón algunos regidores panistas y priistas proponen una prórroga con el objeto de concluir la presente Administración, para que sea la siguiente la que con todo sentido de oportunidad y con transparencia, haga la licitación de la que surja un contrato que resulte conveniente para todas las partes. De acuerdo a información difundida por El Siglo de Torreón el día de ayer los ediles pidieron una prórroga de cuatro meses, pero un plazo tan corto empeoraría las cosas frente lo inminente del cambio de estafeta; lo sensato sería una prórroga de un año, con el objeto de que el próximo gobierno municipal tenga al menos seis meses para asumir y concluir el proceso.
Licitar de inmediato implica añadir al tratamiento del tema los inconvenientes que derivan de hacer las cosas en forma atropellada, sin mencionar los riesgos de plantear la cuestión como parte del debate político durante las próximas elecciones municipales, con el arrebato y la carga de conflicto partidista que conlleva.
Sin dar por hecho que la concesionaria actual Promotora Ambiental, S.A., (PASA) satisfaga las expectativas de los torreonenses, es importante considerar la experiencia de quince años en los que se ha tenido el servicio en forma ininterrumpida y normal, por lo que sólo falta llevar el desempeño de PASA a nivel de concurso comparativo con la oferta de otros aspirantes, para obtener del proveedor actual o de cualquier otro, mejores condiciones en términos de calidad y costo.
Sin embargo, para lo anterior es necesario contar con tiempo suficiente para el análisis de las propuestas fuera del marco electoral, con la cabeza fría y en un ambiente en el que sea posible la máxima participación ciudadana.
Hay quienes de buena o mala intención aplauden la decisión del alcalde José Ángel Pérez Hernández y apoyan la licitación de "cuarto para las doce". Los primeros lo hacen soslayando la torpe y accidentada trayectoria de José Ángel a su paso por la Presidencia Municipal y los segundos, frotan sus manos frente a la posibilidad de que un tema tan importante y delicado como éste, sea ocasión de un nuevo tropiezo del Alcalde y brinde la oportunidad de un enésimo linchamiento a la Administración panista encabezada por Pérez Hernández, sin importar el costo que en el largo plazo signifique para los intereses de la comunidad una mala contratación en el rubro que nos ocupa.
A la par del tema de la oportunidad, el cabildo torreonense analiza municipalizar y reasumir en forma centralizada y con sus propios recursos humanos y materiales el servicio de limpieza, lo que desde luego implicaría dar un paso atrás, porque los servicios que presta en forma directa la estructura del Gobierno en sus distintos niveles, suelen ser más caros y menos eficientes que los concesionados que estén sujetos a competencia.
Basta considerar el pésimo ejemplo que ofrecen los sindicatos burocráticos, para calcular que en el caso la concesión a la empresa privada, es preferible a la prestación centralizada del servicio. La clave de un punto medio entre el dilema de estatizar o mantener el servicio concesionado en el presente caso, la ofrece la propiedad y por ende el control del relleno sanitario. En efecto, el punto esencial consiste en que ésta o la próxima Administración adquieran el actual relleno sanitario que es propiedad de PASA o construyan otro que sea propiedad del Municipio, y que como tal no mantenga ligada a la Administración municipal en turno a un sólo proveedor y por el contrario, permita dividir la ciudad en zonas para asignarlas repartidas entre diversos proveedores, para que las circunstancias obliguen a éstos a competir entre sí en aras de un mejor servicio y a menos costo, en beneficio de la ciudadanía.
