Disfruto una excelente película en la que Russel Crowe es un periodista obsesivo que investiga un asesinato y tras muchas aventuras logra detener y encarcelar a un poderoso senador de los Estados Unidos; esto me recordó la saga de Carl Bernstein y Bob Woodward, reporteros del Washington Post, que en 1972 pusieron en evidencia el espionaje a los demócratas ordenado por Richard Nixon y lograron que renunciara a la Presidencia en 1974.
Esto es el llamado "Cuarto Poder", -término acuñado por Edmund Burke- que sintetiza y refleja la opinión pública, puede tener grandes repercusiones, influir directamente en la vida nacional y en los otros poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Y en México, ¿qué poder tiene el Cuarto Poder?, veamos.
Se supo de lo que ocurrió en Tlatelolco en el 68, se gastaron toneladas de tinta, se publicaron evidencias de los crímenes
Y más recientemente, se filma al amigo más cercano de un jefe de Gobierno recibiendo miles de dólares, se publica y se comenta el delito
Y en estos días, un empresario corrupto publica sus memorias hablando de la corrupción de quienes lo extorsionaron
Todo esto significa que lo que llamamos "Cuarto Poder" no tiene el poder que debería tener; en Estados Unidos la publicación del escándalo Watergate tiró a un presidente, en Inglaterra, la exhibición de un escándalo sexual hizo renunciar a un primer ministro; lo mismo sucedió en Japón, pero aquí todo queda en anécdota.
A más de la ceguera y omisión de las autoridades ante las denuncias periodísticas, en México aún existe el fuero, y los delincuentes con fuero, gobernadores, legisladores, etc., son impunes y se ríen de nosotros.
¿Será que las investigaciones de los valientes reporteros sólo sirven para vender más diarios?, ¿será que las publicaciones del Cuarto Poder son sólo tema para pláticas de café?, ¿será que el Cuarto Poder sólo tiene el poder de hacer ruido?
El Cuarto Poder es la voz de los ciudadanos, gracias a él nos enteramos de fraudes, desfalcos, violaciones a los derechos humanos, robos, asesinatos, etc., pero las autoridades ni ven ni oyen ni actúan.
Yo, como millonésima parte de ese Cuarto Poder, me siento muy mal por eso.