Las autoridades cubanas informaron que volverán a otorgar permisos para taxistas privados, una década después de suspenderlos. (AP)
Una década después de haberlos suspendidos, las autoridades cubanas volverán a otorgar permisos a taxistas privados quienes podrán usar sus viejos automóviles clásicos y hasta motos para mover a la población.
“La experiencia acumulada en la presentación del servicio público... y la voluntad estatal de reanimar dicho servicio en beneficio de la población aconsejan la reanudación del otorgamiento de la licencia”, explicó el Ministerio Transporte en una resolución divulgada ayer.
Ingredientes típicos en las escenas cubanas de la década de los 90 cuando la crisis golpeó dramáticamente al sector, los carromatos, los bicitaxis o los Ladas soviéticos comenzaron a perder sus autorizaciones para cargar pasajeros o debieron hacerlo de forma ilegal.
Disponible esta semana por la Gaceta Oficial, dos resoluciones -una abriendo la posibilidad y otra regulando la operación- eliminaron las prohibiciones implementadas en octubre de 1999 y ratificadas en 2005 en relación a la entrega de licencias para los transportistas privados.
Las nuevas normas establecen dos grupos: aquellos cuyo servicio es de tipo urbano y los que realizan la prestación en zonas rurales o entre la ciudad y el campo.
En el primer caso los taxistas acordarán libremente el precio y la ruta del viaje “en atención a la oferta y la demanda” y deberán adquirir su propio combustible.
Para el segundo, las normas establecen que la transportación se realizará por caminos preestablecidos, las tarifas oficiales y se asignará gasolina al conductor.
A comienzos de década, el entonces presidente Fidel Castro se pronunció en contra de los “boteros” como se les denomina en la isla, acusándolos de fomentar el desvío de combustible hacia el mercado negro y de lucrar a costa de la población necesitada.
Su sucesor y hermano, Raúl Castro, reconoció que el transporte es uno de los sectores donde hay mayores carencias.
La población tomó la noticia con optimismo. “Puede ser una ayuda muy grande, una ayuda económica a la familia individual, pero también una ayuda a la población porque el transporte todavía está complicado”, dijo Bárbara Costa de 71 años al indicar que ahora su yerno podría usar su Chevrolet clásico como taxi.
Consultados algunos choferes privados en activo indicaron que actualmente pagan unos 600 pesos cubanos (28 dólares estadounidenses) por su licencia y luego deben realizar declaraciones impositivas a fin de año por las ganancias.
El sector se vino a pique cuando en la pasada década, los antiguos aliados de Cuba en Europa del Este dejaron de suministrar combustibles y piezas de repuestos.