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Cuerdas

Diálogo

YAMIL DARWICH

Cuenta la leyenda, que un día, estaba sentado bajo la sombra de un manzano un joven estudioso que se llamaba Issac Newton; de pronto, sintió el golpe de una fruta sobre su cabeza, que le despertó del letargo y le indujo un momento de luminosidad intelectual para comprender la fuerza gravitacional. Su Teoría de la Gravedad, revolucionó al mundo y se mantuvo vigente, como única explicación del porqué el universo estaba organizado así.

Esa teoría ha sido tan importante, que basta citar dos consecuencias: la capacidad de vencer esa fuerza que nos mantiene sobre la tierra y lanzar cohetes espaciales en un primer intento de conquistar el universo; la otra, el principio de lo que ahora conocemos como Física Moderna, con personajes importantes, entre ellos Albert Einstein, padre de la Teoría de la Relatividad.

Pero los seres humanos, insaciables de conocimiento, seguimos cuestionando y buscando respuestas a las observaciones de la vida cotidiana; algunos con reflexiones sobre lo simple, otros pretendiendo responder lo complejo.

En finales del siglo XIX, hasta más del la mitad del XX, los científicos aceptaron que existían dos principios fundamentales en el universo: la física cuántica, que dio origen a una subespecialidad llamada astrofísica, que intentaba explicar los fenómenos observados en el universo; y la mecánica cuántica, que dirigía su esfuerzo a comprender a esa misma materia, pero desde el punto de vista microscópico.

El problema se presenta cuando ambas, basadas a sus propias ecuaciones, se contradicen; de cualquier forma, para finales del siglo anterior, se aceptaba que no sólo existía la fuerza gravitacional que permitía, por ejemplo, que los planetas no escaparan de la fuerza de atracción del Sol perdiéndose en el universo -incluida la Tierra, desde luego- o que nosotros mismos no saliéramos disparados al espacio, efecto demostrable al ver a astronautas flotar en sus viajes espaciales.

Ahora sabemos que hay cuatro fuerzas diferentes: además de la gravitacional, existe la nuclear fuerte, la nuclear débil y la electromagnética.

¡Qué difícil entender a cada una de ellas!, pero en forma irreverente, podríamos decir que las fuertes y débiles participan en la cohesión de la propia materia y la electromagnética la comprobamos cuando jugábamos atrayendo metales con un imán.

Le aclaro desde ahora, antes de seguir adelante, que el propósito de este diálogo es aportar elementos para reflexionar sobre la magnificencia de la creación, basándome en lo poco que comprendo de ese campo de la ciencia, reservado sólo al entendimiento de los muy inteligentes y estudiosos con lo explicado por César Madero.

Desde los sesenta, ha iniciado una nueva corriente en esa rama del conocimiento y hablan de "la Teoría de las Cuerdas", que trata de unificar los criterios de las descritas anteriormente y comprender mejor al universo.

El problema estriba en que no podemos negar ni demostrar esa propuesta, por no contar con los medios de laboratorio para lograrlo; de hecho, hay quienes dicen que es más una disertación filosófica que una hipótesis científica.

De ser verdadera, el concepto del universo cambiaría y podríamos reconocer no sólo las tres dimensiones con las que estamos identificados, sino ¡once distintas! Difícil de comprender, ¿verdad?

Afirma que el universo está organizado por esas partículas diminutas "cuerdas de energía", que vibran manteniendo una ilación entre todas las cosas. Aún más, algunos científicos dicen que al aplanarse y estirarse, forman membranas y comunicaciones por las que se puede pasar a otra dimensión, donde el tiempo, espacio y la materia misma tienen diferente significado. ¿Increíble?

Por si fuera poco, concluyen que pudieran existir otros universos, con cuerpos espaciales pegados en esas membranas -como la mermelada a un pan tostado- y que, de vez en vez, chocan entre sí. La última vez que sucedió, en nuestro caso, se dio el fenómeno conocido como Big Bang.

A lo anterior, podemos darle estudio desde dos posiciones diferentes: la científica, limitada por su incapacidad de demostrarla y la filosófica, que requiere la reflexión profunda, sistemática de mentes intelectuales superiores.

Para algunos es la crisis en todo lo creído hasta la fecha; para los creyentes, la confirmación de la magnificencia y plenipotencia de un ser superior: Dios.

Hay muchas más paradojas y sorpresas en esa propuesta teórica de las cuerdas y las membranas, como la posibilidad de pensar en la existencia de "gusanos negros" que comunican a dos puntos muy distantes en el universo. Como consecuencia de ello, se pensaría en la posibilidad de viajar en el tiempo, visitar el pasado y regresar al presente cargados de información valiosa. ¿Le parece Ciencia Ficción?

Sobre el tema decía Einstein: "tan sólo soy un niño jugando en la playa".

Ya en otras ocasiones dialogamos sobre el hecho de que ciencia y fe empiezan a encontrar puntos de contacto; ahora podemos repensar sobre la monumental obra de la creación.

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