Los precios de los alimentos están en aumento, mientras que los salarios se han quedado rezagados, señala un estudio.
De 1994 a la fecha, el ingreso del trabajador ha disminuido en relación a la capacidad de compra.
El poder adquisitivo de las familias se ha deteriorado en los últimos 14 años, pues mientras los precios siguen incrementándose, no sucede así con los salarios, por lo que ahora les cuesta más tiempo de trabajo a las familias adquirir una canasta de productos, según revelaron estimaciones de la agencia.
En 1994, para comprar la canasta mensual compuesta de frutas, verduras, carnes, pastas, cereales y artículos de higiene personal y de limpieza de la casa (76 productos en total) se requerían 13 días de trabajo de un empleado con ingresos iguales al salario medio de cotización al IMSS, pero para noviembre de 2008 el tiempo de trabajo necesario para la obtención de los mismos bienes aumentó a 16 días.
Esto según información de precios de la Secretaría de Desarrollo Social del Distrito Federal, del IMSS, Banco de México y estimaciones propias. Para la mayor parte de los productos que componen dicha canasta, el tiempo de trabajo requerido para su obtención se alargó entre 1994 y 2008, pero sobresalen algunos básicos como la tortilla y el jitomate.
Comprar alrededor de 20 kilos de tortilla para todo un mes requería del sueldo de 2 horas de trabajo en 1994, pero para noviembre del 2008 es del doble, es decir, 4.1 horas. En el caso del jitomate, abastecerse cada mes le requería a un trabajador formal laborar 4.8 horas, pero actualmente el tiempo es de 6.6 horas, de acuerdo con la información.
Rosario Ortiz Magallón, integrante de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados, considera que pueden ser más de 3 días de trabajo los necesarios para adquirir esta canasta, pues hay que tomar en cuenta que se ha precarizado más el empleo.
“En la actualidad se laboran jornadas de más de 8 horas sin pago de horas extras, además de un incremento en la productividad que no es compensado, lo que lleva a que aunque trabajen más que antes, no les alcanza”, puntualizó.
Señaló que en el caso de zonas maquiladoras, las industrias más tecnificadas exigen mayor productividad y jornadas laborales extenuantes para las y los trabajadores, que no son compensadas en sus salarios. “No se les pagan horas extras, ni premios por productividad, con lo que su poder adquisitivo se ve mermado y eso ha ocasionado que su situación actual sea peor a la de 14 años atrás”, enfatizó.
Según Clemente Ruiz, catedrático de la UNAM, la situación de los trabajadores se ha visto perjudicada en su poder adquisitivo precisamente porque aunque ya son más productivos, no reciben esos beneficios. “Trabajan mucho y más que antes, pero no se ve reflejado en sus salarios”, manifestó.
Cae el apetito de crecimiento
La desaceleración del consumo, los malos resultados en ventas y mayores gastos operativos obligaron a las cadenas de restaurantes y fast foods a cerrar varias de sus unidades y recortar significativamente sus planes de expansión.
Alsea, operadora de marcas como Starbucks, Burger King y Chili’s cerró 15 restaurantes (nueve de ellos Domino’s Pizza), que presentaron resultados negativos, pese a la serie de acciones implementadas por la firma. Grupo Sanborns cerró dos Mixup y tres Sanborns durante 2008, afectada por la desaceleración del consumo.
En tanto, Corporativo Mexicano de Restaurantes (CMR), propietario de marcas como Wings, Barón Rojo y Los Almendros, cerró cuatro de sus unidades, impactados por mayores gastos operativos.
La investigadora de mercado Euromonitor reveló que las ventas de los restaurantes fueron afectadas por los crecientes precios de los alimentos, el aumento de los costos energéticos, el desempleo y la prohibición de fumar en estos establecimientos.
Diego Gaxiola, director financiero de Alsea, apuntó que la decisión de contraer su ritmo de expansión se debe a la actual situación económica, la desaceleración del consumo, el difícil acceso al crédito y su capacidad para refinanciar pasivos.
“Se tomó la decisión de tener como estrategia para 2009 enfocarnos a generar flujo de efectivo positivo”, explicó, el directivo, que trabajó en el exitoso programa de refinanciamiento de deuda de Alsea.
Eduardo Estrada, analista de Accival, refirió que el recorte en los planes de expansión de Alsea fueron más drástico de lo que esperaba.
“Si bien nos parece adecuado que (Alsea) sea más cautelosa, por la situación económica global, también es cierto que, para algunos inversionistas Alsea perderá temporalmente lo que ha sido su distintivo: el acelerado crecimiento”, opinó en un reporte. Este año, Alsea abrirá 75 unidades (29 de ellas en México), con una inversión estimada de 600 millones de pesos, cuando las expectativas previas estimaban 187 aperturas, dijo Gaxiola.