Atienda la siguiente información.
La alimentación.
Una buena alimentación repercutirá positivamente en el buen desarrollo y crecimiento del niño, como también en una buena salud bucodental. Por lo tanto debemos estar pendientes que la alimentación de nuestros niños incluya frutas y vegetales, cereales, leche y productos lácteos, pan, carne, pescado, ya que éstos aportarán los nutrientes necesarios como proteínas, sales minerales, vitaminas y carbohidratos, para poder lograr este objetivo.
Sin embargo, hay que tener cuidado con aquellos alimentos con alto contenido de azúcares y almidones, como panes, pastas, papas fritas, galletas, etc. que por su alta cariogenisidad, afectarán la salud bucodental del niño, por lo tanto debemos vigilar en qué cantidad y en qué momento deben ser ingeridos.
Medidas anticaries.
Dentro de las medidas preventivas para evitar la presencia de caries, podemos mencionar:
Seguir un programa de higiene bucal diario, responsable y comprometido para eliminar la presencia de placa dental.
Cuidar el tipo de dieta y hábitos alimentarios.
Bajar el consumo de carbohidratos.
Utilizar los materiales de odontología preventiva como son los selladores de fosas y fisuras y los fluoruros.
Realizar una evaluación dental con el odontopediatra cada seis meses o cuando menos una vez al año.
Evitar la ingesta de biberón con líquido azucarado por períodos prolongados, ya que esto es potencialmente cariogénico y destruye las estructuras dentales, (caries del lactante).
Instituir medidas preventivas desde la gestación del bebé en el vientre materno y asesorar a la futura madre sobre todo aquellos factores que pueden afectar o influir en la futura salud dental de su niño.
Los dientes temporales.
Es frecuente que se piense que la dentición temporal no es tan importante como la permanente, por lo cual la atención dental en los niños no se realiza oportunamente, observándose en ocasiones un gran deterioro en estas piezas dentales.
También podemos mencionar que un gran número de revisiones dentales se realizan cuando ya está presente un padecimiento que aqueja al niño, siendo ideal que éstas se realicen de manera preventiva.
De igual manera otro inconveniente que a veces observamos es la falta de supervisión en la higiene oral diaria en casa, la cual debe efectuarse hasta los ocho o nueve años, cuando el niño ya tenga la destreza suficiente para realizarla.
También otro inconveniente, es no tener presente el seguimiento de citas de control, una vez finalizado un tratamiento.
Como podemos observar teniendo en cuenta esta información podremos lograr que nuestros niños puedan tener y mantener una óptima salud bucodental y general.
“Es la prevención, nuestra mayor preocupación”.
¡Hasta la próxima!
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