Repercusiones bucodentales por trastornos de conducta en la alimentación.
Los trastornos de la conducta alimenticia, como son la anorexia nerviosa y la bulimia, han atraído el interés de los psicoanalistas, terapistas de la conducta, terapistas familiares, y endocrinólogos, por la interrelación entre los poderosos componentes psicológicos y fisiológicos de la enfermedad.
Esta problemática, se observa más en la mujer que en el hombre, y con frecuencia en jóvenes adolescentes, quienes al querer reducir su talla corporal, restringen su ingesta alimenticia, y cuando esta reducción del apetito es llevada al extremo, da como resultado la anorexia nerviosa.
Esta enfermedad, se caracteriza por una severa ruptura de la conducta alimenticia, las personas que la padecen son incapaces de reconocer que sus cuerpos demacrados realmente están desfalleciendo de hambre o que están demasiado delgados, y siguen creyendo que tienen sobrepeso.
Dentro de las implicaciones orales y sistémicas de este padecimiento podemos encontrar, agrandamiento de las glándulas parótidas, edema de las piernas, aumento del vello facial y reducción de la presión arterial y de las pulsaciones, debido a las deficiencias nutricionales puede haber también un descenso de la cantidad de saliva y de su ph, aumentando la susceptibilidad a la caries.
En el caso de la bulimia, podemos decir, que es la alteración que padecen las personas que vomitan de manera regular, para eliminar los alimentos ingeridos, con el propósito erróneo de controlar su peso.
El contenido estomacal regurgitado, es bastante ácido y erosiona el esmalte, esta destrucción es más severa sobre las superficies linguales de los dientes, pudiendo también afectar las vestibulares.
Al quedar expuesta la dentina, los dientes se tornan más sensibles y se favorece la formación de caries, y el desprendimiento de esmalte deja márgenes agudos.
Puede observarse también que algunas restauraciones parecen crecer y salirse de las preparaciones a medida que la dentina y el esmalte se disuelven a su alrededor, así mismo podemos observar complicaciones pulpares, coronas clínicas alargadas, recesión gingival y pérdida de la dimensión vertical, a menos que se suspenda el vómito, el tratamiento odontológico puede ser infructuoso.
"Es la prevención, nuestra mayor preocupación".
¡Hasta la próxima!
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