Durante más de 30 años, la mayor parte de las presas que opera la Comisión Nacional del Agua (Conagua) no ha recibido mantenimiento ni rehabilitación adecuados, lo que significa un riesgo latente para la población que habita aguas abajo de los complejos hidráulicos y su entorno, por el peligro de inundaciones ante una descarga extraordinaria del líquido o la falla parcial o total de las mismas.
Diagnósticos realizados por la Subdirección General de Infraestructura Hidroagrícola de Conagua advierten que el rezago se debe "a la falta de recursos suficientes para realizar los trabajos necesarios", aunado al problema que 5 de cada 10 presas que operan en el país tienen más de 40 años de vida, cuando la vida útil de diseño para infraestructura de este tipo es de 50 años.
Un diagnóstico realizado por las gerencias de Construcción de Infraestructura Hidroagrícola y de Evaluación y Programación de Conagua señala que esta situación refleja "deficiencias en la operación de compuertas, válvulas y mecanismos de las obras de control, de excedencias y obras de toma; en instalaciones eléctricas y subestaciones".