En medio de la crisis económica que afecta a miles de familias mexicanas el presidente de la república, Felipe Calderón, dijo hace dos semanas que para recuperar el camino del crecimiento falta mucho por hacer y se requiere de un sacrificio mayor, "de todos".
La petición genera molestia cuando Calderón no ha predicado con el ejemplo. La Presidencia de la República sobrepasó su presupuesto para el primer semestre del año en 361 millones de pesos, 37.5 por ciento más que el gasto autorizado por la Cámara de Diputados para ese periodo. En este contexto el llamado del presidente irrita a un amplio sector de la sociedad.
Cómo atender el llamado de sacrificio cuando la población se entera con indignación que los diputados federales agregan a sus ingresos ordinarios hasta un millón de pesos al no usar boletos de avión que les otorga la Cámara o al cambiarlos por pasajes más económicos.
Cómo pedirle un sacrificio al grueso de la población cuando el salario mínimo es de poco más de 50 pesos diarios y en contraste los diputados que tomarán posesión de su cargo mañana 1 de septiembre disfrutarán de gasolina gratis, no pagarán casetas de autopistas, tendrán cuatro bonos mensuales para cambiarlos por boletos de avión a discreción, gastos de seguros médicos mayores hasta por millón y medio de pesos y seguros de vida que van de 5 millones a 15 millones de pesos. Además de 205 mil pesos mensuales que recibirán en promedio en dieta y apoyos.
El llamado que hace el presidente Calderón para hacer un mayor sacrificio suena a una broma de mal gusto cuando millones de mexicanos luchan diariamente para sobrevivir a la pobreza extrema. También irrita a una clase media que ve cómo su poder adquisitivo cada vez es menor.
Sin duda la petición del presidente es propia de los tiempos de crisis que actualmente se viven, pero el sacrificio tal vez debería empezar por la clase política que sólo en sus discursos se dicen conscientes de la pobreza que se vive en este país.
En este escenario de crisis, nuevamente se evidencia la ausencia de un proyecto de nación cuando se anuncia el recorte de 7 mil 800 millones de pesos del presupuesto para la educación. ¿Cómo recortamos recursos cuando el éxito de los países desarrollados es precisamente el de ser sociedades educadas?
En contraparte no se recorta el presupuesto de los partidos políticos, ni tampoco los recursos para una guerra contra el narcotráfico cuyos resultados son por demás cuestionables y donde el recurso ni siquiera se destina para pagar un sueldo justo a los policías federales, prueba de esto fue la manifestación que realizaron los agentes comisionados en Torreón quienes denunciaron que la Federación no les había pagado un bono de operatividad y su salario apenas alcanzaba los 8 mil pesos mensuales, al mismo tiempo que no los dotan del equipo necesario para enfrentar a la delincuencia.
Por desgracia desde ahora el 2010 no pinta nada esperanzador, ya que la crisis económica disparará los índices de inseguridad. Cada vez serán más las personas que se atrevan a robar debido a la falta de empleo.
En una entrevista publicada en un diario de circulación nacional el 18 de agosto, Ana Laura Magaloni, investigadora del CIDE, afirmó que la crisis económica genera entre la población tensión social, desempleo, contracción del crédito y falta de expectativas de futuro en los jóvenes.
"Todo ello es caldo de cultivo para la criminalidad. En todas las crisis económicas anteriores -1983, 1986 y 1995- los índices delictivos se fueron al alza. Sin embargo, sólo en 1995 el incremento fue superior al 30 por ciento, que es como el que hoy estamos viviendo".
En este escenario el llamado al "sacrificio" del presidente Calderón carece de incentivos para una población que está cansada del dispendio de la clase política y de los pocos resultados que la misma arroja, deteriorándose así el nivel de vida de la mayoría de los mexicanos.