Hay comentarios que tocan fibras muy sensibles en ciertas personas; y más valdría guardarse ese tipo de opiniones, so pena de crear perfectamente evitables tormentas en vasos de agua. A lo mejor quien da a conocer su juicio no tiene intención de herir a nadie
Claro que hay opiniones que revelan una enorme insensibilidad, y el emitirlas no es otra cosa que una gigantesca metida de pata, cualquier cosa que se haya querido expresar. El amigo lector recordará aquel comentario de Vicente Fox catalogando a las mujeres como "lavadoras con patas". Ahí quedó clara no sólo su misoginia ranchera, sino que su capacidad para abrir la boca y decir tonterías no tenía límites. Y así le ha de haber ido después con Martita, ya en privado.
Pues bien: algo semejante ocurrió este domingo, cuando el periódico L'Osservatore Romano, el órgano semioficial del Vaticano, al referirse al Día Internacional de la Mujer, se aventó la puntada de comentar que ni el aborto, ni el derecho a trabajar de manera independiente, ni la píldora anticonceptiva habían tenido tanto impacto para la liberación femenina como
Por supuesto, las vanguardias feministas del mundo se le echaron encima no al articulista, sino a la Santa Madre Iglesia por misógina, insensible, retrógrada y vendedora de boletos de pollocoa. Esto último no tenía que ver con el caso, pero siempre es un argumento anticlerical contundente.
La verdad, habría que leer el artículo para ver si no es uno de esos casos en que la ironía es tomada en serio por gente siempre dispuesta a tomar los fierros, como queriendo pelear, por cualquier cosa. Me late que por ahí va la cosa.
Pero, en todo caso, habría que atender a un dato que daba Ryszard Kapuscinsky, el gran periodista polaco fallecido no hace mucho. En su libro "Ébano", sobre sus experiencias en África, hace referencia a que el principal invento causante de un cambio profundo en las formas de vida en ese continente ha sido… el bidón o garrafón de plástico. Ello permitió que fueran los niños pequeños los que se chutaran dos o tres horas al día transportando agua desde pozos o ríos, y liberó (sí, así dice) a las mujeres para atender otros menesteres, incluida su propia intimidad. La gran emancipación de la mujer africana no
provino de las ONG’s en el Primer Mundo ni de las rabiosas feministas que siempre quieren decirle a todo el mundo, hombres y mujeres, cómo comportarse. No, según Kapuscinsky, ello provino del humilde bidón o tina cerrada. Para que vean. Y tomando ello en cuenta, relean lo que dijo L’Osservatore Romano. A lo mejor por ahí hay una verdad oculta.