Estimado lector: ¿a cuántos mexicanos afectó la epidemia de influenza?
A) a 60
B) a 2 mil 282
C) a 105 millones.
Si contestó C, tiene usted razón, esta epidemia afectó y afectará por mucho tiempo a todos los mexicanos; algunos enfermaron o murieron, muchos cerraron su negocio, muchos más perdieron su empleo, las penurias económicas y sociales cambiaron el panorama para nuestro país, que tardará mucho tiempo en recuperarse.
Quien sale mejor parado, aunque lo critiquen, es el presidente Calderón, que, exceptuando su momento de humorismo involuntario cuando dijo que había salvado a la humanidad, trabajó bien y ha sobrellevado la epidemia que, -justo es decirlo-, no tiene la letalidad que temieron en un principio los epidemiólogos; y en la capital del país el Jefe de Gobierno actuó con firmeza y decisión.
También estuvo bien el doctor Córdoba, quien capoteó estoicamente la crisis pero perdió más de 10 kilos y envejeció más de 10 años en estos días, pero el resto del equipo de salud sucumbió a la influenza, en particular el subsecretario Mauricio Hernández no atendió (ni entendió) lo que se sabía desde tiempo antes y no supo coordinar la emergencia.
El resto del gabinete también sucumbió a la plaga: el joven Agustín Carstens mostró de nuevo su miopía al pronosticar un catarrito que luego fue una devastadora epidemia; Javier Lozano no acertó a proponer soluciones a la gigantesca pérdida de empleos por la contingencia; Rodolfo Elizondo en Turismo aún no ha hecho una estrategia válida y útil para recuperar a los millones de turistas apanicados, y lo mismo la tibia Patricia Espinosa, cuya falta de contundencia al enfrentar las discriminaciones y descalificaciones internacionales da grima. Gerardo Ruiz Mateos en Economía no ha dicho esta boca es mía, (lo que no está mal, porque si vuelve a abrir la boca como lo hizo en París...); siga usted, estimado lector, y verá que todo el gabinete está dañado por la influenza.
Dañados están casi todos los gobernadores y sus sedicentes secretarios de Salud, que mostraron incoordinación, ignorancia, menosprecio o simple incapacidad para reaccionar como lo mandan las normas sanitarias; los equívocos, las cifras erróneas, las muertes negadas, y sus declaraciones entre ingenuas y estúpidas hablan del lamentable estado en que se encuentra el Sector Salud, del cual hablaré en otra ocasión.
Los partidos políticos y los políticos de todos los partidos también fueron desnudados por la influenza, porque nunca tuvieron un programa preventivo de salubridad, ocultan que el gasto asignado al IFE, el TEPJF y los partidos mismos es mayor que el presupuesto anual de la Secretaría de Salud, y con la mayor desvergüenza algunos utilizan a la influenza para hacer propaganda partidista.
Y lo malo es que aún no se acaba la emergencia y ya reaparecen otras plagas: regresó Fernández Noroña como clown nacional, ahora con corbata; Porfirio Muñoz Ledo tartajea indescifrables filípicas mientras se deja besar por sus admiradoras; un señor López hace ostentación de sus conocimientos sanitarios con un "qué influenza ni qué ocho cuartos", lo que confirma que los enfermos murieron por un "compló".
Plagas son los interminables anuncios del IFE que ganarán el premio a la ramplonería, plaga la propaganda política que vuelve con más intensidad y estulticia, plaga las declaraciones de la dueña de la Educación en México, plaga los comentaristas de futbol en la liguilla, plaga los idiotizantes programas de concurso en televisión.
Y tristemente, seguiremos teniendo la plaga interminable de violencia y crímenes.
...y aún hay más.