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De la ironía a la estupidez

Hora cero

ROBERTO OROZCO MELO

Uno cree estar "trólis" o loco, pero es el cambio climático que en estos días parece dirigir nuestros pasos hacia el desconocido destino que acecha a las personas, a la sociedad y al país. Caen las hojas de los árboles, fatalmente desprendidas de sus tallos y vuelan a brazos del viento glacial que envuelve a la región sureste de Coahuila y también, suponemos, a otros sitios de nuestra sufrida "res pública"...

¿Dije res pública?.. Quise decir "República", pero torcí el sentido de este último vocablo, al aludir a quienes intentan animar el decaído humor de los mexicanos y muestran estar más cerca del vocablo "reses" que del latinajo "res" que significa "cosa" y luego agrega la palabra "pública" como denominación del colectivo político: los políticos, legisladores, estadistas, partidarios de bandas políticas, magistrados y jueces; en fin todos quienes viven del presupuesto público federal. Eso semejan ser: "reses" en plural y así califican para el vocativo genérico de "ganado" pues obedecen a una sola voz, comparten obsecuencia y adhesiones y enseñan peregrinas adicciones crematísticas con un sentido estúpido de trasnochado humor.

A este propósito y sólo como ampliación repito aquí las palabras de don Carlo M. Cipolla, historiador italiano del siglo XX, quien define al humorismo como "la capacidad inteligente y sutil de poner en relieve y destacar el aspecto cómico de la realidad" sobre lo cual amplía y ejemplifica: "Hacer humorismo sobre la precariedad de la vida humana cuando uno está junto a la cabecera de un moribundo, no es humorismo. En cambio, cuando aquel gentil hombre subía las escaleras que lo conducen a la guillotina, tropezó con uno de los escalones y luego dirigió a los guardia estas palabras: "¡Caray!, dicen que tropezar trae mala suerte"... Este hombre merecería que se le perdonara la cabeza.

Volvamos a lo nuestro, que nos atosiga, mortifica y violenta la política real que se puede observar en el Congreso, en los partidos, en los tribunales, en los medios de comunicación, en las instituciones ciudadanas nacionales donde se intenta practicar un beocio sentido del humor a falta de una dialéctica parlamentaria que logre convencer a los opositores. Son estos partidarios de la tambaleante izquierda mexicana quienes se valen de su cháchara irracional y de los viejos esquemas en las viejas carpas con la dislocada intención de hacer valer el poder de mando del fracasado candidato presidencial, hoy sedicente salvador del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador.

El sketch hace ganar la candidatura de un tal Rafael Acosta, conocido como Juanito, y AMLO lo obliga a jurar que renunciará a su triunfo en la elección de delegado en Ixtapalapa del Gobierno en el Distrito Federal, para que una dama, de nombre Clara Brugada, asuma el mando delegacional; ésta, comprometida por el mismo AMLO a ocupar el cargo que fue abdicado y luego reclamado por el tal Juanito, quien además fue, hasta recientes días, fecha en que se presentó a desempeñarlo, dando oportunidad a que la señora Brugada lo ocupara temporalmente capitalizando algún defecto del estatuto legal del gobierno defeño para allí quedarse, lo que tuvo lugar después de que el engreído Juanito paseara su efigie escultórica por toda la Delegación, hiciera de patiño del propio López Obrador y aún implicara al mismísimo Arzobispo Primado de México en la enredada trama política del ex gobernador del Distrito Federal. Y todo ante la complacencia de asambleístas, diputados federales, funcionarios del Gobierno capitalino, senadores, tribunales jurisdiccionales y electorales, etc., y las risas sarcásticas de los presentadores de noticias de radio y televisión.

Entre los nombrados andan también los perredistas y petistas, empecinados en saber cuánto les va a tocar en la morusa tetrabillonaria de esa piñata de posada navideña que es la delegación de Ixtapalapa. Allí se comete, sin duda, el delito de prevaricación con agravantes, pero nada se hará, salvo matar el tiempo para que muy pronto sucedan las vísperas del año 2011 en que habrán de decidirse las candidaturas presidenciales de todos los partidos políticos.

Ya luego vendrán los gloriosos días del reeleccionismo municipal y legislativo. Más bazofia para el ganado...

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