Te tengo una muy mala noticia
Del otro lado de la línea se oía una voz muy triste.
¿Quién habla? Preguntamos intrigados.
Soy tu amigo Manuel Muñoz Olivares, Miguel Ángel, y hasta hoy pude tener cabeza para hablarte y darte la noticia.
¿Qué pasó? -Y ya estábamos más que inquietos.
Pues que se ha muerto Irene, mi esposa y tu amiga.
Nos quedamos de a seis, porque no concebíamos que doña Irene, esa señorona, llena de vida, de energía, de planes, de ideales ya no estuviera en este Valle.
¿Cuándo fue eso? Preguntamos.
Fue el sábado 15 de agosto y hasta hoy he empezado a ordenar las cosas en mi cabeza, porque fue un golpe terrible Miguel Ángel, no te lo imaginas -agregó el artista, el señor de los pinceles mágicos que tantos cuadros le ha proporcionado a muchos museos del mundo y a muchos hogares.
Y luego Manuel Muñoz nos dijo:
Se fue como era, como toda una señora, organizando todo, buscando dejarnos tranquilos y en calma, pero con estas cosas no se puede -nos decía el amigo que hablaba desde la capital de la República, donde radica desde hace muchos años.
Manuel Muñoz e Irene Vázquez, originarios de Matamoros de La Laguna, Coah. formaron un bonito hogar, lleno de nueve hijos, de los cuales viven ocho. Ellos son: María Guadalupe, Manuel Guillermo, María del Rosario, María Dolores, Magdalena que falleció, Francisco, Gerardo, Víctor Hugo y Norma Ileana.
Aquí escribe de vez en cuando sus Reflexiones del Atardecer donde habla de sus vivencias y de sus muchos viajes por el mundo.
Cómo olvidar la primera vez que fuimos a Europa, llegamos con ellos, a su casona de Tlalpan donde nos dieron tips formidables para hacer más placentera nuestra estancia en el viejo continente, hablándonos de lugares que debíamos visitar y cómo llegar a ellos.
En esa casona, alguna vez llena de hijos y que se fue quedando sola, donde dominaba el gran estudio del artista, ahí donde había cuadros a medio terminar y muchos bocetos.
Difícil pensar que doña Irene se ha ido, si era la que organizaba todo, la que vendía, la que estaba en contacto con las galerías del mundo, la que lo programaba todo.
Una gran mujer, que al igual que su esposo nos dispensaron siempre un hermoso trato. Descanse en paz.