Un sujeto llamó a la oficina del médico forense para informar que su esposa había muerto en la cama. “¿Cuándo murió?” -pregunta el investigador. “No sé exactamente -responde el individuo-. Supongo que hace dos noches”. “¿Dos noches? -se asombra el facultativo-. ¿Y por qué hasta ahora llama?”. Explica el tipo: “Es que la sentía igual que todas las noches”... Después de tres días de no salir de la habitación, el recién casado llamó a room service y pidió: “Mándeme un caldo de pescado, tres cocteles de ostiones, tres de camarones, seis jaibas rellenas, un vuelve a la vida y medio kilo de ceviche, con seis cervezas y una botella de vino blanco”. La noviecita oyó que su flamante marido estaba pidiendo cosas de comer, y dice desde la cama: “Yo quiero...”. La interrumpe el muchacho: “Ya sé lo que quieres, mi vida -le dice-. Pero debo reponerme”... La tía de Pepito, asidua practicante de yoga, se quejaba de traer siempre los pies fríos. “No sé qué me sucede -se lamentaba-. Cuando me pongo de cabeza la sangre se me va a la cabeza, pero cuando estoy de pie la sangre no se me va a los pies”. Sugiere Pepito: “Es que tus pies no están vacíos”... Don Algón le ofrece a una chica: “¿Un cigarrito?”. “Gracias -responde ella-. No fumo”. “¿Una copita?” -invita el salaz ejecutivo. “Gracias -declina de nuevo la muchacha-. No bebo”. Propone don Algón: “¿Te gustaría ir a bailar un rato?”. “Gracias, -vuelve a decir la chica-. No bailo”. “Entonces -arriesga el maduro galán- ¿aceptarías ir a mi departamento?”. “¡Por supuesto que no! -protesta ella-. ¡Soy una mujer decente!”. Pregunta don Algón con impaciencia: “¿Qué no haces nunca algo que se aparte de las reglas?”. “Sí, -contesta la muchacha-. Siempre digo mentiras”... Barack Obama ha suscitado muchas expectativas. Demasiadas, quizá. Se espera de él que resuelva todos los problemas causados por la notoria ineptitud de Bush. Tanto en lo interno como en lo exterior los Estados Unidos atraviesan por uno de los periodos más oscuros de su historia moderna. El conflicto de Irán se ha convertido en una versión nueva de Vietnam, y la economía norteamericana sufre una recesión tan grave como la que vivió a principios del pasado siglo. Aun en medio de ese sombrío panorama hay quienes piensan que la llegada de Obama a la presidencia representa la instauración de un nuevo Camelot, y que a los malos tiempos sucederán otros de bonanza y prosperidad donde en la olla de cada norteamericano habrá no sólo un pollo, sino también un auto del año y una casa con piscina y jardín. También se supone que al mundo llegará la paz. Todo eso es imposible, por lo cual de la manera más atenta pido al mundo que no espere demasiado del nuevo presidente americano. Las esperanzas desmedidas conducen a la desesperación. No digan que no se los advertí... Rosibel se encara con cierta amiga suya y le reclama furiosa e indignada: “¡Eres una mala amiga! Supe que andas por ahí hablando de mi conducta sexual. Eso pertenece a mi vida privada, y no tienes por qué propalarlo”. “Perdona -se defiende la amiga-. Yo lo único que he dicho de ti es que eres una muchacha honesta y recatada; que tus costumbres son intachables, y que estoy absolutamente segura de que a ningún hombre le has entregado tu virtud”. “¿Lo ves? -exclama Rosibel indignándose todavía más-. ¡Es cierto lo que me habían dicho! ¡Por tu culpa ningún muchacho me invita a salir!”... El recién casado llegó a su casa, y su esposa lo recibió con una gran noticia. Le dijo llena de regocijo: “¡Estoy esperando unos cuatitos!”. El joven marido la abraza lleno de amor. Le pregunta luego, emocionado: “¿Te lo dijo el ginecólogo?”. “No -responde ella-. Mis cuatitos me hablaron por teléfono para decirme que ya vienen para acá. Vete a dar un paseo, porque si saben que estás aquí no llegan”... FIN