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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO FUENTES AGUIRRE (CATÓN)

En cierto sitio apartado un agente policíaco iba entre los coches estacionados buscando armas prohibidas por la ley. En la cintura de un conductor vio una pistola. Le dice al hombre: “Tendré que arrestarlo por llevar en su persona un arma ofensiva”. En el siguiente coche un individuo estaba en pleno trance de fornicio con su amiguita. Cuando se acerca el agente, la mujer, molesta por la interrupción, prorrumpió en maldiciones contra él. Le dice el agente al individuo: “Tendré que arrestarlo por llevar en su arma una persona ofensiva”... (No le entendí)... La esposa del alcalde compró un perico que había pertenecido a un miembro de la oposición. El primer día el loro comenzó a gritar: “¡Abajo el gobierno!”. El alcalde se dirigió, amenazante, hacia el cotorro. Éste voló para ponerse a salvo, y en su desatentado vuelo fue a caer en el corral vecino. Estaba ahí un gallo que hacía honor al viejo dicho popular que expresa: “¡Ah, quién tuviera la dicha del gallo, que nomás se le antoja y se monta a caballo!”. Tan pronto el gallo vio al cotorro se lanzó hacia él con intención insana. Cumplió el gallo aquella pérfida intención, y el lorito quedó todo aturrullado y con las plumas en desorden. “¡Carajo! -exclama con indignación-. ¿Así tratan aquí a los asilados políticos?”... Relataba un tipo: “Desde el día que me casé con Rosilí odié a mi suegra”. “¿Por qué?” -le pregunta alguien. Explica el tipo: “Al salir de la iglesia le dijo a un antiguo novio de Rosilí, un tipo ricachón: “No se nos retire mucho, Leovigildo. Esto no va a durar”... Cuando Fox permitió la entrada y regularización de los autos llamados “chocolates”, las calles de las ciudades mexicanas se llenaron con cientos de miles de automóviles de deshecho que a más de contaminar el ambiente provocaron toda suerte de problemas de tráfico y legales. Lo mismo puede suceder en las carreteras si se admite sin más ni más el ingreso de vehículos pesados, de carga, que en los Estados Unidos han sido desechados ya como basura y que vendrían acá a causar problemas similares a los de aquellos automóviles irregulares. Las carreteras se llenarían de chatarra, con el consiguiente riesgo para quienes por ellas viajan. La autoridad debe ser muy cuidadosa, a fin de no dañar a la industria local y no causar perjuicio a quienes cumplen las tareas de transporte en condiciones de seguridad... Cierto señor sufrió una pequeña herida en la cabeza, y fue con el doctor a que se la cosiera. Cuando vio la cuenta exclamó: “¡Tres mil pesos por tres puntadas! ¿Qué no es mucho, doctor?”. “Ay, señor -suspira el médico-. Yome alcancé una sola puntada: embaracé a una enfermera. ¡Y viera lo que me ha costado!”... Un fabricante de productos químicos invitó a salir a una muchacha que, le habían dicho, era muy aburrida. Para su sorpresa, tan pronto la chica se vio a solas con él se le echó encima y lo llenó de igníferas caricias. “¡Caray! -se asombra el individuo-. Todos me dijeron que eras sosa ¡pero actúas más bien como potasa!”... Un individuo fue con el traumatólogo. “Doctor -le dice-, anoche fui a una casa de mala nota. Apenas me estaba entendiendo con una muchacha cuando estalló un pleito. Alguien arrojó una silla y me pegó en la rodilla. Caí al suelo; apenas si pude levantarme y echar a caminar”. Pregunta el médico: “¿Y cojeó?”. “Doctor, -responde el individuo-. Con el susto ¿quién pensaba ya en eso?”... (Tampoco le entendí)... FIN.

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