Una señora les cuenta muy afligida a sus amigas: "Mi marido y yo fuimos a Cancún. Él veía a las muchachas, y me decía que una piel dorada es muy sexy. Entonces empecé a asolearme diariamente, hasta que todo mi cuerpo adquirió una tonalidad oscura. Ahora él ya no quiere nada conmigo. ¡Dice que le recuerdo a su portafolios!"... Otra señora, extranjera ésta, fue de vacaciones a una playa del Pacífico. Sin hacer caso de la bandera de peligro se metió en el mar, y una ola grande la arrastró. Gritó desesperadamente en petición de auxilio. Uno de los botones del hotel se arrojó al agua, nadó vigorosamente y la trajo a la orilla, sana y salva. Después de recuperarse del gran susto la mujer le pregunta en voz baja a otro viajero: "¿Cuánto se da de propina por esto?"... El sacerdote amonestaba al borrachín del pueblo, que era pugnaz y pendenciero. Le dijo con tono paternal: "Empédocles: escucha esto que quiero que te grabes en la mente y en el corazón: debes amar a tus enemigos". "¡Ah, qué bueno, señor cura! -se alegra el tal Empédocles-. ¡El otro padrecito siempre me está diciendo que mis peores enemigos son el vino y las mujeres!''... Un muchacho fue a una fiesta, y se presentó él mismo con la dueña de la casa. Le dijo: "Mi nombre es Encore Patané, para servirla". "¿Encore? -se extraña la anfitriona-. ¡Qué raro nombre! ¿Por qué te pusieron así tus papás?". Explica el joven: "Los dos eran músicos, y yo no estaba en su programa"... Con frecuencia me hago dos preguntas. La primera: ¿vivimos los mexicanos en un estado de derecho? La segunda: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur? En cuanto a la primera interrogante la respuesta es, lisa y llanamente, no Vivimos, por el contrario, en un país donde la ley es casi siempre letra muerta. Antes se hacía un símil según el cual las leyes eran comparadas a una tela de araña que sólo atrapaba a los débiles, y que podían romper los poderosos . Esa comparación no es aplicable a México. Aquí ricos y pobres por igual rompen el entramado de la ley. La impunidad es mal endémico, tanto por la corrupción como por la lentitud e ineficiencia con que funcionan en general los órganos de la justicia. "Ubi jus ibi societas", decían los romanos. Donde hay derecho hay sociedad. Pero donde la ley es letra muerta la sociedad es sólo una aglomeración de individuos donde priva el derecho del más fuerte. En todos los ámbitos de la actividad comunitaria se instaura entonces esa violencia que deriva de la ilegalidad, y la vida en las ciudades se vuelve aventura cotidiana. Todo en este país andará chueco mientras México no sea un estado de derecho. En cuando a la otra pregunta: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur, me temo que estoy condenado a no saber nunca la respuesta... Aquella señora solicitó el divorcio. El juez le preguntó al marido: "¿Es cierto que en los últimos tres años usted no le ha dicho a su esposa ni una palabra?". "Así es" -reconoce el individuo. Inquiere el juzgador: "¿Cómo explica usted esa conducta?". Explica el hombre: "No la quería interrumpir, señor juez"... En el club de golf los presentes se asombraron al ver que uno de los socios usaba un liguero femenino. "¡Por Dios, Tigerio! -le dice uno-. ¿Desde cuándo usas eso?". Contesta el otro, mohíno: "Desde que mi señora lo encontró en el asiento de atrás del carro, y le dije que es parte del equipo para jugar al golf"... Le dice el esposo a su mujer: "Nunca me dices cuando has quedado satisfecha después de hacer el amor". Responde ella: "Cuando quedo satisfecha después de hacer el amor tú nunca estás presente"... FIN.