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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

El pretendiente fue a pedir la mano de su novia, muchacha de áspero carácter, y mandona. El padre de la pedida le pregunta al pedidor: "¿Y ya sabe usted, joven, que mi hija es mujer de muchos calzones?". "Sorpréndeme lo que me dice usted, señor -responde con sincero asombro el novio-. Yo solamente le conozco tres"... Llegó un pirata a la cantina del puerto. Lucía un parche en el ojo, caminaba con una pata de palo, y en vez de mano derecha tenía un puntiagudo gancho de hierro. El tabernero no lo reconoció. Le dijo el pirata: "Soy Billy Bones. ¿Ya me recuerdas?". "¡No lo puedo creer! -exclama el otro-. ¿Qué te pasó? ¿Por qué la pata de palo?". Responde Billy: "Una bala de cañón me arrancó la pierna en el ataque a Maracaibo". "¿Y el gancho?" -pregunta el de la cantina. Explica Bones: "Al abordar un navío español cargado de oro un marinero me cortó la mano derecha con un tajo de su espada". Vuelve a inquirir el hombre: "¿Y ese parche en el ojo?". Contesta Billy: "En la playa de Skeleton Island una gaviota que volaba hizo lo suyo, y me cayó en el ojo". El cantinero se extraña. "¿Sólo por eso lo perdiste?". "No -replica, mohíno, Billy-. Era mi primer día con el gancho"... Proposición A: "Los mexicanos somos un desmadre". Proposición B: "Los mexicanos somos a toda madre". ¿Cuál de las dos aseveraciones es verdad? ¿O ambas son ciertas? Esa duda ha nacido en mí por estos días. Soy un hombre de fe, por eso dudo mucho. La duda metódica sería norma de mi vida si no fuera porque tengo tantas dudas acerca de la duda metódica. Pero vi cómo el pánico por la epidemia de influenza duró menos tiempo del que tardamos en decir "epidemia de influenza". Nos cubrimos la boca un par de días para no ser menos que los que la traían cubierta, y para ver cómo nos veíamos con cubrebocas; pero cumplidos esos trámites nos destapamos boca y todo; nos fuimos a la playa, o de compras "al otro lado", y nos entregamos a una gozosa vacación en la que estuvieron ausentes los espectros del temor a enfermar y del miedo a morir. ¿Es eso irresponsabilidad, o es sabiduría de la vida? ¿Es inconsciencia, o es intuición de que en presencia de la muerte se debe vivir con plenitud? Volviendo a las proposiciones A y B ¿los mexicanos somos un desmadre, o somos a toda madre? Quizá pertenecemos por igual a las dos categorías. No lo sé. Y otra duda me atosiga, la de siempre: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?... Llegó un turista a una casa de mala nota. La dueña lo invitó a pasar, lo condujo a un cuarto y lo dejó en compañía de una guapísima muchacha vestida sólo con vaporoso negligé. Ella le ofreció champaña, y luego puso en práctica con el visitante todo el vasto repertorio de sus habilidades amatorias. Aquello fue un delirio erótico que ni Pasolini pudo imaginar en sus más desatadas fantasías. Terminada la bacanal el individuo fue con la madama y le pidió la cuenta. "No es nada -le dijo con una sonrisa la mujer-. Todo ha sido por cortesía de la casa". El tipo se asombró, y más cuando la dueña del negocio, aparte de no cobrarle nada, le puso en el bolsillo unos billetes. Al día siguiente el turista regresó a aquel establecimiento donde lo habían tratado tan bien. Igual que en la ocasión pasada la madama lo recibió y lo llevó con la muchacha. De nuevo la ardiente chica le ofreció champaña, y otra vez lo hizo gozar deliquios inefables. Acabado el frenético episodio el individuo fue con la madama y le pidió la cuenta. "Son 10 mil pesos" -le dijo ella. "¡Cómo! -se asustó el hombre-. Ayer vine, hice lo mismo que hoy, y usted no sólo no me cobró nada, sino además me dio dinero. ¿Por qué ahora sí me cobra?". Explica la mujer: "Es que hoy no filmamos"... FIN.

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