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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

En un remoto campamento minero le dice un tipo a otro. "Hoy viajaré a Tremedal, el pueblo que está a 20 kilómetros de aquí. Me dicen que es un lugar salvaje donde se vale todo. Me emborracharé; iré con mujeres de la mala vida; pelearé a puñetazos con quien sea; maldeciré a voz en cuello por las calles; haré el mayor escándalo que ahí se haya visto". El otro le pregunta con asombro: ¿Y por qué estás poniendo en la maleta tu misal?". Explica el individuo: "Es que si en ese pueblo las cosas son tan salvajes como dicen, me quedaré hasta el domingo"... El agente de seguros intentaba venderle un seguro de vida a un señor. Para convencerlo le pregunta a su esposa, ahí presente: "¿Ha pensado qué haría usted si su marido falleciera?". Después de sopesar un poco la cuestión contesta ella: "Probablemente me compraría una tortuga. Así no notaría su ausencia"... Babalucas le cuenta a un amigo: "Durante dos años estudié violín, y luego lo dejé". "¿Por qué lo dejaste?" -quiso saber el amigo. Contesta Babalucas: "Al final del segundo año descubrí que el violín no se toca soplando en los agujeritos que tiene"... Un sujeto comenta en la oficina: "Sueño en hacerle el amor a la más bella actriz de cine, como hizo mi papá en su tiempo". Uno de sus compañeros abre los ojos, asombrado: "¿Tu papá hizo el amor con la más bella actriz de cine de su tiempo?". "No -responde el primero-. Pero también soñó en hacerlo"... De las tres virtudes cardinales: fe, esperanza y caridad, o sea amor, la fe es aquélla en la que más fe tengo; la esperanza es la que más esperanza me inspira, y el amor es la que amo más. Por eso nadie se sorprenda si digo que esto de la influenza va a dejar un saldo positivo para México. Todo indica que ya va cediendo la epidemia. Podemos entonces intentar un balance inicial de la cuestión. Por principio de cuentas el número de personas fallecidas no es tan alto como el que originalmente se pensó. Luego, el Gobierno Federal y las autoridades locales mostraron en lo general capacidad para enfrentar con oportunidad y tino una emergencia tan súbita y peligrosa como ésta. A los ojos del extranjero México aparecerá al final como un país que supo enfrentar bien un riesgo grande, y evitar que se propagara por el mundo. Quizá estoy adelantando vísperas, y anunciando muy prematuramente el fin de algo que no termina todavía; pero lo cierto es que de todo esto hemos sacado una lección: debemos estar preparados siempre para lo inesperado. Por ejemplo: ¿quién sospechaba que hoy aparecería en esta columneja el execrable cuento conocido con el insólito y contrastante nombre de "Pasión y olvido"? Seguramente nadie esperaba ese relato. Y sin embargo helo aquí... Lady Loosebloomers asistió en Londres a la fiesta de aniversario de su generación. Al día siguiente amaneció en su cama sin ropa alguna, y con una resaca o cruda impresionante. No recordaba absolutamente nada de lo que había hecho la noche anterior. Hizo venir al mayordomo y le preguntó: "¿Qué sucedió anoche, James? ¿Cómo llegué a la cama?". Responde el individuo: "Cargué en los brazos a milady, pues no podía dar un paso, y la acosté en su lecho a pesar de sus protestas". Dice con inquietud lady Loosebloomers: "¿Y por qué estoy sin ropa?". Contesta James: "Su vestido era tan bello que era una pena que se maltratara. Por eso desvestí a milady a pesar de sus protestas". Pregunta ella de nuevo: "Pero ¿y la ropa interior?". Le informa James: "Le apretaba tanto que pensé que le estorbaría la circulación, de modo que se la quité a milady a pesar de sus protestas". "Caramba -se apena lady Loosebloomers-. Debo haberme puesto muy difícil". Responde imperturbable el mayordomo: "Sólo la primera vez, milady"... FIN.

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