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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

En el campo nudista una muchacha le dice a otra: "Aquel hombre que va allá es el socio más popular del club". "¿Por qué?" -pregunta la otra. Explica la primera: "Puede llevar un vaso de café en cada mano, y 12 donas". (No le entendí)... Un perro entró en la agencia de colocaciones. Caminaba erguido sobre sus patas traseras. Se plantó ante la ventanilla y le dijo con voz muy clara al encargado: "¿Tiene algún trabajo para mí?". Exclama el individuo, estupefacto: "¡Un perro que habla! ¡Espere unos minutos por favor! ¡Estoy seguro de que ahora mismo podré conseguirle algo!". En efecto, poco después lo llama y le dice entusiasmado: "¡Ya le tengo una colocación, señor perro! ¡Será usted la estrella del Cirque du Soleil!". "¿Circo? -se atufa el can-. ¡Señor mío, tengo un doctorado en lógica matemática!"... Un señor estaba en su lecho de agonía, y en presencia de su familia le dictaba a un notario su última voluntad. "A mi hijo primogénito -declara- le dejo los edificios en el primer cuadro de la ciudad. A mi segundogénito, los hoteles y las tiendas. Para mi hijo tercero serán todas las casas y las fincas campestres". El notario, asombrado, le dice en voz baja a la mujer del testador: "¡Caramba, señora! ¡No sabía que su esposo tuviera tantas propiedades!". "Ninguna tiene -responde ella-. Es repartidor de gas, y está distribuyendo sus rutas entre los muchachos"... A propósito de testamentos recordemos el caso del rabino Altehshich. Tenía un solo hijo, y cierto día el muchacho le salió con la novedad de que había decidido convertirse al cristianismo. Tan grande pena sintió el pobre rabino que ni siquiera pudo exclamar: "¡Chollileh!", que en yiddish quiere decir: "¡Dios lo prohíba!". Clamó con desgarrada voz: "¡Señor! ¡Mi único hijo se hizo cristiano!". "Lo mismo me sucedió a mí -se escuchó desde lo alto la voz de Dios-. Haz lo mismo que yo". "¿Qué hiciste?" -pregunta el rabino. Responde Dios: "Un nuevo testamento"... Las confesiones son buenas para el alma, pero muy malas para la tranquilidad. Yo, por ejemplo, no le confieso a mi esposa sino aquello de lo que de cualquier manera se enterará por algún otro conducto. En tratándose de libros las confesiones son la mejor prueba de que la amnesia existe. Esos pecados de omisión llamados "Mis memorias" deberían llamarse "Mis olvidos". Lo mismo sucede con las obras que no son propiamente confesiones, pero sí aclaraciones o declaraciones. El libro de pornografía política que escribió -o que firmó- Carlos Ahumada contiene sorprendentes revelaciones que ya todos sabíamos. Entre las principales está la que nos muestra que en el catálogo de prioridades del autor la honestidad no está en primeros sitios. Ignoro si Ahumada diga la verdad: el problema de los mentirosos es que en sus labios la verdad suena a mentira. Y la mentira existe mientras no llega la... otra mentira más creíble. Sea como fuere, ahora sabemos que a la corrupción de este país añadió Ahumada su propia corrupción. Quien vende lo que él vendió se vende, y él no dudó en venderse a un comprador tan inmoral como él. Esta novela picaresca, mírese por donde se mire, tendrá el interés que pueda tener el cuento de un truhán que tuvo con otros truhanes tratos de truhanería... El león de la Metro fue con un siquiatra y le dijo lleno de angustia: "¡Déme algo, doctor! ¡Cada vez que rujo tengo que chuparme una película de dos horas!". (Nota: el león de la Metro se llamaba Leo)... En la cantina le dice un tipo a su amigo: "No sé lo que me pasa. Puedo hacer el amor con todas las mujeres, menos con la mía". Replica el otro: "Yo no tengo ningún problema. Puedo hacer el amor con todas las mujeres, incluso con la tuya"... FIN.

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