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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Una señora le pregunta a otra: "Tu marido ¿cree en la vida después de la muerte?". "No estoy segura -responde ella-. Pero sí sé que no cree en la vida antes del primer café de la mañana"... Un señor se asombró al ver a un perro que iba por la calle. Colgada al cuello llevaba una canastilla en la cual había billetes y monedas. Llegó el animalito a un puesto de periódicos, escogió uno y lo pagó. Fue luego a la tienda de la esquina, sirvió un café en el vaso, lo tapó cuidadosamente; tomó una cajita de donas; pagó todo, lo puso en la canasta y se encaminó luego hacia su casa. Llegó a la puerta y empezó a ladrar. Después de un buen rato le abrió el dueño. El señor, que había seguido al can en su camino, le dice con admiración al dueño del animal: "¡Lo felicito, amigo! Vi a su perro comprarle el periódico, el café y las donas del desayuno; pagar todo correctamente y traerle todo a la puerta de su casa. ¡Qué perro tan inteligente tiene usted!". "¡Nada de inteligente! -replica el otro con enojo-. ¡Esta semana es la segunda vez que se le olvida la llave!"... Es muy posible que en las próximas elecciones haya un índice alto de abstención. Los ciudadanos están hartos de política, y la excesiva propaganda de los partidos y los candidatos los tiene up to the mother -hasta la madre, en lengua de Cervantes- si me es permitida la expresión. Quizás ese disgusto traerá como consecuencia ausentismo en las urnas. Si así resulta, los gobernantes serán elegidos por un número bajo de electores. En lo que a ellos se refiere los llamados "representantes populares", que generalmente sólo representan su interés y el del partido que les otorga su franquicia, seguirán por completo despegados de aquéllos cuya voz deberían hacer oír. Cada vez se abre más la brecha que en México separa a los políticos de los ciudadanos. Aquéllos se sienten seres de excepción, por encima de la gente común, y éstos ven en los políticos a una casta que recibe mucho y aporta poco o nada. Desde luego la política es una actividad indispensable, y los políticos son necesarios en una sociedad. Pero México requiere otra clase de política, y políticos diferentes a los que tenemos ahora, la mayor parte de los cuales no busca el bien común, sino su medro personal y la satisfacción de sus aspiraciones de poder. Largo camino hemos recorrer en la búsqueda de ese preciado bien, la democracia, sin el cual, a más de la libertad y la justicia, una sociedad no puede alcanzar su plenitud... Don Poseidón, granjero de edad madura, tenía un toro semental. Semestral más bien parecía el toro, pues no cumplía con la frecuencia necesaria su deber con las vacas, a pesar de ser ese deber tan agradable. El granjero, preocupado, llamó a un veterinario. El facultativo, después de examinar al remiso animal, le administró una pócima. ¡Milagro! El toro cobró de inmediato vigor e ímpetu sin límites. Como poseído por una fuerza sobrenatural dio buena cuenta de todas las vacas que en espera de él habían estado durante largo tiempo, y luego se dirigió con mirada extraña hacia don Poseidón, que hubo de trepar rápidamente a la cerca del corral para librarse de la insólita acometida del bovino. Días después, al enterarse de lo sucedido, un amigo de don Poseidón le preguntó: "¿Qué tendrá la pócima que el veterinario le dio al toro?". "No sé qué tenga -respondió el granjero-, pero a mí me supo como a agua de limón con canela y alcanfor". ¡La había tomado también él, con la esperanza de que le diera el mismo efecto! Don Poseidón: no experimente usted con pócimas extrañas o mejunjes raros. Beba sencillamente un centilitro de las miríficas aguas de Saltillo, y entonces el que tendrá que cuidarse de usted será el toro. Yo sé lo que le digo... FIN.

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