El magnate de la Bolsa sorprendió a su mujer en el lecho conyugal con un desconocido. Desconocido para él, porque ella le decía al tipo: "Méngache mi prieto pechocho", "¿De quén chon estas cochototas?", y otras expresiones de similar jaez que denotaban conocimiento previo. Al ver aquella escena el financiero quedó patidifuso, turulato y boquiabierto. Antes de que pudiera articular palabra su esposa se le adelantó y le dijo con orgullo: "¿A que no sabes qué, Crésido? ¡Ya estoy en el mercado!"... La madre de Pirulina le preguntó con maternal preocupación: "Tu nuevo novio ¿es hombre respetable?". "Claro que lo es, mamá -respondió ella-. No fuma ni bebe; va a misa todos los domingos. Además está casado desde hace 20 años, y tiene cinco hijos"... Él le dijo a ella: "¿Cómo podemos casarnos, Rosibel? ¡Somos tan distintos!". Ella replicó: "Precisamente porque somos tan distintos tenemos que casarnos, Pitoncio. Tú no estás embarazado, y yo sí"... El marido, molesto, le dice a su mujer: "Estoy en mi mecedora favorita leyendo el periódico y viendo un partido de futbol. En la mano derecha sostengo una cerveza, y en la izquierda una bolsa de botana. Con un pie muevo la mecedora. y con el otro rasco al perro. ¿Y todavía tienes el descaro de venir a decirme que estoy aplastadote aquí sin hacer nada?"... En la playa nudista dos tipos admiraban a una preciosa muchacha. "¡Caramba! -exclama uno viéndola con ojos de lascivia-. ¡Me la imagino vestida!"... La joven y bella señora obtuvo finalmente su divorcio, y en condiciones muy favorables gracias a la pericia y habilidad de su abogado. La flamante divorciada se dio cuenta de que se había enamorado de su defensor, y advirtió también que él la veía con mirada tierna, a pesar de ser hombre casado. Le dijo ella en un rapto de sinceridad: "¡Te amo, Ulpiano, y sé que tú también sientes algo por mí! ¿Qué podemos hacer para amarnos a pesar de las circunstancias?". El abogado se puso serio. La tomó con delicadeza por los hombros, fijó en ella una mirada intensa y le preguntó luego con voz grave: "Rosilí: ¿te gustaría que nos amáramos a escondidas, como criminales? ¿Te gustaría que tuviéramos citas clandestinas en bares de ínfima categoría? ¿Te gustaría que nos hiciéramos el amor en moteles de las afueras, en lechos espurios, alquilados?". Ella se apenó mucho. Bajó la cabeza, avergonzada, y balbució: "No; nada de eso me gustaría". Y dice entonces el abogado con tono de frustración: "Bueno, era solamente una sugerencia"... La viborita fue con el oftalmólogo. Se quejaba de que no veía bien. El médico la examinó, y luego le recetó anteojos. Unos días después le preguntó si los lentes le habían dado resultado. "Y mucho, doctor -respondió la viborita-. Descubrí que desde hace dos años le he estado haciendo el amor a una manguera"... Era de noche, y sin embargo llovía. Llovía torrencialmente, a cántaros. Llegó a la tienda de la esquina un hombrecito vestido con pijama y gabardina. Iba empapado de pies a cabeza; temblaba como azogado por el frío. Mientras afuera rugía la tempestad el hombrecito pidió un café y una dona para llevar. El empleado le preguntó: "¿Son para su esposa?". "¡Claro que son para mi esposa, indejo! -rugió furioso el hombrecito-. ¿Crees que mi santa madre me hubiera pedido que saliera en una noche así a comprarle un desgraciado café y una maldita dona?"... Después de pasar la noche en el departamento de una linda chica, el político dejó sobre el buró dos billetes de 500 pesos. Ella se los devolvió con amabilidad. Le dijo: "Cobro nada más 50 pesos". "¿50 pesos? -exclamó el político, asombrado-. ¿Cómo puedes vivir con eso?". "Bueno -explica la chica sonriendo modestamente-. También me dedico a chantajear un poco"... FIN.
