El vendedor callejero les decía a todos los que pasaban: "¿Quiere un cepillo de dientes?". Nadie quería uno. Añadía el vendedor: "Si no, permítame ofrecerle un chocolate gratis". Todos lo aceptaban. Pero tras probarlo exclamaban con disgusto: "¡Oiga! ¡Esto no es chocolate! ¡Sabe a boñiga de vaca!". Entonces les decía el vendedor: "¿Quiere un cepillo de dientes?"... Me dice un lector: "Me encantan sus chistes. Con ellos se alegran mis mañanas, y salgo con una sonrisa a trabajar. Debería contar más cuentos, y no dedicar tanto espacio a tratar temas aburridos de política". Me dice otro lector: "Sus comentarios sobre política me parecen casi siempre muy atinados. Debería dedicar más espacio a esas reflexiones, en vez de emplearlo en contar chascarrillos que divierten, pero no contribuyen al bien de la Nación". Ya se ve que es difícil satisfacer todos los gustos. Afirma un viejo dístico germano: "Jedes Tierchen / Hat sein Plaisierchen". Eso equivale a decir que cada cual tiene su gusto. Yo agradezco que la gente me lea. Veo eso como un milagro que aún me sorprende después de medio siglo de escribir todos los días. Más agradezco ese prodigio cuando consigo hacerme entender bien, pues a veces escribo desmañadamente, lo cual hace que alguno de mis cuatro lectores no capte bien lo que escribí. El otro día, por ejemplo, escribí un artículo que algunos diarios titularon "PAN y circo". En él hice la crítica de un espectáculo presentado en Monterrey por el PAN para favorecer a sus candidatos en Nuevo León, especialmente a Fernando Elizondo Barragán, aspirante a gobernador. Hablé del enorme derroche de dinero -dinero de los contribuyentes- para pagar un show así, con artistas de fama, y muy costosos, y dije que quienes organizan un acto como éste se engañan -y engañan- al jactarse de que asistieron a la función tantos más cuantos "simpatizantes" del candidato, cuando es obvio que la inmensa mayoría de la concurrencia no acudió a oír a los políticos, ni a presenciar sus desfiguros coreográficos, sino a divertirse con los artistas contratados para el efecto, a los que pudieron ver de gratis, y con transportación gratuita. Ese mal, señalé, es generalizado, pero la frase no fue tomada en cuenta por algunos. Lo que me interesaba, sin embargo -y tal es el meollo de la cuestión- era mostrar cómo el PAN ha caído en los mismos vicios que ayer tanto criticó, y cómo los ha aumentado con esa "guerra sucia" que en Nuevo León le ha sido tan criticada, y que convirtió lo que se presentaba como experiencia en reprochable marrullería para conseguir votos a como dé lugar. Cuando critico al PRI los priistas me dicen empanizado. Cuando critico al PAN los panistas me dicen veleidoso. Cuando critico al PRD los perredistas me dicen... no se imaginan ustedes cómo me dicen. Lo mejor entonces para este artesano de la palabra es hacer su tarea de cada día como siempre la ha hecho, oyendo entre todas las voces sólo una: la de su propia convicción. Y topen chivas... Don Gerontino, provecto caballero, casó con Tetonona, mujer en flor de edad. Cuando llegaron a la suite nupcial ella observó que su añoso marido ponía en el buró una notita que decía: "No se me olvide hacer esas dos cosas". Quedó muy intrigada Tetonona al leer aquello, pero no tuvo tiempo de intrigarse más, pues don Gerontino, después de leer también esa notita, la acometió con ímpetus eróticos más propios de un joven de 20 años que de un hombre senecto como él. Gozó cumplidamente Tetonona los goces de himeneo, y luego ambos se fueron a dormir. Al día siguiente la feliz desposada halló todo mojado a su marido. "¡Mira cómo te pusiste!" -le dijo. "¡Ah! -se consterna don Gerontino-. ¡Ésa era la otra cosa que tenía que hacer!".... FIN.