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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Peligroso oficio es el de los profetas. Dicen cosas que nadie quiere oír. Entonces la gente los arroja al mar, como a Jonás, o, como a Juan el Bautista, les corta la cabeza. Son muy molestos siempre los profetas. No saben de la buena educación, y andan por ahí jodiendo a todo mundo con sus vaticinios. Acaban por no ser invitados a las fiestas, y cuando las personas de sociedad los miran en la calle se cruzan a la otra acera para no darles el saludo. Yo conocí a un profeta que a fuerza de sufrir desaires terminó por encerrarse en un ropero antiguo, del cual ya no salió nunca jamás. Lo único que comía era fideos que le pasaban por la cerradura de la llave. Entonces lo que diré a continuación no es una profecía: es sólo un balance de las opiniones que sobre el caso he recogido. Entre todas las elecciones que el domingo habrá, la de gobernador de Nuevo León es la más interesante; más aún que la de Iztapalapa, con toda la pasión que en ésta pueda haber. Buena parte del jueves y de ayer la dediqué a oír puntos de vista de nuevoleoneses sobre el proceso electoral que culminará mañana. He aquí los resultados de esa informal observación. A los panistas con quienes hablé los noté, en general, alicaídos. Casi todos piensan que Fernando Elizondo va a perder. Se consuelan con la certidumbre de que Fernando Larrazábal ganará la alcaldía de Monterrey. A los priistas, en cambio, los noté tranquilos. Confiados en las últimas encuestas -sobre todo en la que EL NORTE publicó-, que dan a Rodrigo Medina una ventaja ya muy clara sobre Elizondo Barragán, esperan que salgan a votar las mujeres, los jóvenes, y ese gran sector denominado "el pueblo". Si eso sucede, afirman, el triunfo de Rodrigo estará asegurado, y no por estrecho margen, sino por una buena cantidad de votos. Yo, que no soy profeta -¡Dios me libre!-, me baso en el buen juicio y sentido de equidad de los regiomontanos y de los nuevoleoneses todos, y expreso mi opinión sobre el asunto en forma que parecerá cabalística, enigmática, esotérica, mágica y recóndita, como las profecías de Nostradamus o Cagliostro. Y digo esto: "En Nuevo León los electores no le darán todo a nadie, y muchos les darán a todos nada". ¿Qué quiere decir eso? Significa, para decirlo lisa y llanamente, que con base en las tendencias que se observan, y en las opiniones que he escuchado, es bastante seguro predecir el triunfo en Nuevo León de David sobre Goliat, es decir de Rodrigo Medina de la Cruz sobre Fernando Elizondo Barragán. Tampoco es muy aventurado augurar la victoria en Monterrey del panista Fernando Larrazábal. Ésa sería la fórmula equitativa que encontrarían los nuevoleoneses para dividir el poder entre el PRI y el PAN, sin entregarlo todo a un solo partido. Por eso digo: "Los electores no le darán todo a nadie". Y ¿por qué digo: "Muchos les darán a todos nada"? Porque en bastantes ciudadanos, sobre todo en personas con estudios superiores, y de buena posición económica y social, he observado la tendencia a anular su voto, para no darlo a ningún partido y mostrar así su rechazo a todos por igual. Desde luego las anteriores consideraciones no pueden descartar una sorpresa de última hora, pero que a estas alturas sería en verdad eso: una sorpresa. Lo más importante es que después de esta ríspida campaña el resultado de la jornada electoral, sea cual sea, encuentre unidos a los nuevoleoneses. El mundo no se acabará el domingo, créanmelo, y todos juntos, sean del partido que fueren, o sin pertenecer a ninguno, los habitantes de Nuevo León saldrán el lunes a trabajar para seguir haciendo de su generoso estado, como siempre lo han hecho, un ejemplo nacional... FIN.

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