Dos jóvenes de modales delicados se divertían en la playa. Uno nadaba entre las olas. Le grita al otro: "¡Ven, Wilderio! ¡El mar está acogedor!". El otro se entusiasma. "¡Si está así -responde jubiloso-, me aventaré sin traje de baño!". Aclara el primero: "Dije: 'acogedor'". (No le entendí)... Un amigo de Babalucas lo encontró en el súper. Le preguntó: "¿Qué andas haciendo?". "Vine a comprar champiñones" -responde él. "¿Para qué?" -inquiere el amigo. Explica Babalucas: "Invité a una chica a salir, y me dijo que me fuera a freír hongos. Voy a comprarlos"... El misionero le escribió a su superior: "No he conseguido aún apartar del canibalismo a estos pobres salvajes antropófagos, pero estoy logrando ya acercarlos a la práctica de la religión: los viernes comen únicamente pescadores"... Triste victoria es la que en Sonora obtuvo el PAN. Según muchos sonorenses, una parte de ese triunfo se fincó en la tragedia, y la otra en la traición. Melodramática quizá es la frase, pero verdadera. De no ser por el suceso de la guardería quizás habría sido otro el resultado de la jornada electoral. Influyó también el hecho de que, según algunos, Manlio Fabio Beltrones jugó las contras en Sonora a su propio partido, y embozadamente hizo labor de zapa para causar daño al actual gobernador y al candidato postulado por el PRI. De ser así las cosas, el PAN debe entonces agradecerle su victoria al destino y al priista Beltrones. Eso de ninguna manera resta méritos a Guillermo Padrés Elías, el candidato de Acción Nacional. Persona de prestigio, tiene las cualidades necesarias para hacer en Sonora un buen gobierno. Por eso creo que se equivoca Alfonso Elías, el ex candidato priista, cuando busca impugnar un resultado que parece claro e inobjetable. Después del doloroso trance que afligió a la comunidad sonorense, tras el fragor de la lucha electoral, urge que la concordia y la paz regresen al estado. Es hora de dar vuelta a la página, de restañar heridas, olvidar agravios y aplicarse a la tarea de seguir haciendo de Sonora lo que siempre ha sido: un ejemplo de paz y de trabajo... Posiblemente de paz seas tú ejemplo, columnista, pero de trabajo no. Eres como aquel individuo que decía: "No he trabajado desde que salí del Seguro". Le preguntó uno: "¿Ahí te jubilaste?". "No -precisó el sujeto-. Ahí nací". Cada quién debe justificar su presencia en este mundo. Cumple tú la cotidiana labor que te compete. Relátanos, por ejemplo, lo que hace unos días sucedió en la Iglesia de la Tercera Venida. (No confundir con la Iglesia de la Tercera Avenida, que permite arrepentirse de los pecados antes de cometerlos). Miss Bubbi Popel, la organista del templo, tenía un tetamen de tal manera opimo y abundoso que cuando ella tocaba su instrumento el busto se le agitaba todo, como temblante gelatina. Eso, naturalmente, era motivo de distracción entre la parte masculina de la feligresía, lo cual apenaba mucho a la señorita Bubbi. Una amiga le aconsejó que sumergiera tres veces diarias -mañana, tarde y noche- sus prominentes atributos en una palangana de buen tamaño llena de jugo de limón. El zumo de dicho cítrico tiene virtudes astringentes. Quizás eso reduciría la masa y el volumen de aquel ubérrimo tetamen, que en condiciones adecuadas habría bastado para lactar a todo un regimiento, incluido el coronel. Procedió pues Miss Popel a cumplir esa recomendación. Durante toda la semana sumergió su busto en aquel líquido. Llegó el domingo. El reverendo Rocko Fages, pastor de la iglesia, se presentó ante los asistentes al servicio y les dijo hablando trabajosamente: "Hirminos: dibido a cirquinstincis de firza miyir, ni pidré dicir il sirmín di isti dimingi". ¡Qué barbaridad, el pastor Fages traía los labios fruncidos, como quien ha chupado algo muy ácido!.. FIN.