Sábado por la tarde. En la cama la pareja ha disfrutado de los eróticos placeres del amor sensual. La voluptuosa languidez que sigue a la pasión cumplida ha hecho que el hombre y la mujer queden adormilados sobre el lecho. En eso se oye afuera un automóvil. "¡Mi marido!" -exclama asustada la mujer. El hombre salta con premura de la cama, toma su ropa y corre hacia la ventana. Ahí se detiene de improviso. Se vuelve hacia la mujer y le dice: "¿Qué significa eso de: '¡Mi marido!'? ¡Yo soy tu marido!"... Una señora le comenta a su vecina: "Ayer le di 100 pesos a un hombre que no trabaja nunca y que se iba a gastar ese dinero en la cantina". "¿Por qué hiciste eso? -se asombra la vecina-. ¿Qué dijo tu marido?". Responde la señora: "Dijo: 'Muchas gracias, viejita'"... Un caballero de madura edad fue con el doctor y le dijo que sentía una especie de fatiga, un cierto cansancio que se mostraba sobre todo en el renglón de lo amoroso. Después de examinarlo con detenimiento dio su diagnóstico el facultativo: "Siento mucho informarle, señor mío, que solamente le quedan diez oportunidades para hacer el amor. Acabadas esas diez ocasiones no le quedará a usted ningún impulso de erotismo". El señor regresó a su casa, y le informó a su esposa lo que el médico le había dicho. "¿Diez veces nada más? -se consterna la señora-. Debemos ser muy cuidadosos para administrar esas diez ocasiones. Vamos a hacer una lista". "Ya la hice -responde el marido-, y tú no estás en ella"... Aquel individuo logró escribir 2,600 palabras en un grano de arroz. Luego volvió a su trabajo acostumbrado, que era imprimir contratos de seguros... Meñico Maldotado se compró una computadora, y le pidió a una amiga que se la programara. Le dice ella: "Escoge una palabra para que sea tu clave de acceso a la computadora". Meñico, después de pensar un poco, le dice en son de broma: "Mipipí". La chica trató de ingresar la clave, pero la máquina se la rechazó. Apareció este letrero en la pantalla: "Clave de acceso demasiado pequeña"... Matrimonio de conveniencia, y obligado, es el de López Obrador y el PRD. Permítanme mis cuatro lectores poner aquí una frase lapidaria. La frase lapidaria dice así: "De AMLO le interesan al PRD los números. Del PRD le interesan a López Obrador las letras". Me explicaré. La dirigencia perredista sabe que no puede prescindir de la clientela de López Obrador, indispensable para asegurar un número de votos que impida que el perredismo se siga despeñando. Por su parte AMLO necesita actuar bajo las siglas de un partido grande. Requiere, pues, las letras del PRD, no las de unos partidos de mentiritas como son el PT y Convergencia Democrática. Aunque el PRD sea a veces partido de mentirotas, su presencia en el espectro político de México -tan espectral a veces- tiene significación. López Obrador y el PRD, por tanto, son como esposos que cometieron, ambos, adulterio, y que uno al otro se perdonan porque las circunstancias les impone la necesidad de seguir juntos. No habrá entre ellos unidad, sino apariencia de unidad. Poco tardaremos -vecinos obligados de ese forzado matrimonio- en volver a enterarnos de sus pleitos. ¿Unidad de la izquierda para el 2012? ¡Ni para el 5000!.. Un individuo le dice a otro: "Por fin he logrado darle interés a mi vida sexual". El amigo se interesa: "¿Qué haces para conseguir tal cosa?". Responde el tipo: "Desvisto lentamente a mi esposa. La acaricio con suavidad; la beso sabiamente; musito a su oído palabras de seducción y encanto. Luego le vendo los ojos; la hago que se tienda, y la amarro de pies y manos a la cama". Pregunta el otro ansiosamente: "¿Y luego? ¿Y luego?". Contesta el ruin sujeto: "Luego me voy a un motel con una amiguita que tengo"... FIN.
