El experto cazador de venados dice a su amigo: "-No quiero llevarte a la cacería, Impericio, porque haces mucho ruido y me espantas a los venados''. Suplica el otro: "-Llévame esta vez, Ubertino. Te aseguro que estaré en silencio''. "-Bien -accede el otro-. Pero guarda silencio''. Fueron, pues, y tomó cada uno su posición: Ubertino tras una peña; sobre un árbol Impericio. Desde ahí acecharían el paso de los ciervos. Se acercó uno de erguida cornamenta de 12 puntas. Ubertino apuntó. La caza era segura. En ese preciso momento Impericio lanzó un grito aterrador. Huyó la presa, y se frustró la cacería. "-¿Qué te pasó ahora? -pregunta Ubertino hecho una furia-. ¿Por qué gritaste así? Otra vez me espantaste al venado''. "-Mira -relató Impericio-. Estaba en el árbol y se me subió por la pierna una tarántula por dentro del pantalón. Aunque la vi no hice movimiento alguno. Luego se me subió una víbora de cascabel por la otra pierna, igualmente por dentro del pantalón. También aguanté sin moverme. Pero luego se me subieron dos ardillas, una por cada pierna y también por dentro del pantalón. Cuando se encontraron arriba una le dijo a la otra: '-Mira, dos nueces. ¿Nos las comemos aquí o nos las llevamos a la casa?'. Y entonces sí ya no me pude aguantar''... Una sangría está sufriendo México que muy pocos advierten. Por millares, empresarios, ejecutivos, científicos e intelectuales jóvenes están dejando el país para ir a establecerse con su familia en otros países. La falta de seguridad en unos casos, en otros la carencia de oportunidades de trabajo, los hacen tomar esa decisión, que en ocasiones es difícil, pues significa renunciar a su país de nacimiento para ir a vivir en otro donde serán siempre extranjeros. Se avienen a tener la condición de emigrados con tal de dar a sus hijos mejores condiciones de vida. Con eso nuestro país está perdiendo un capital valioso: el de su juventud, el de una juventud que por su formación habría podido transformar a México en un país mejor. Como se ve, la violencia y el desempleo nos está quitando algo más que la tranquilidad: nos está despojando de nuestro futuro... Esta última frase, columnista, me causó un repeluzno en el espinazo que me corrió desde la vértebra cervical hasta la coccígea. ¿Quién eres tú para andar por ahí provocándole a la gente repeluznos en el espinazo? Ea, narra algunos cuentecillos de humor lene, y luego pasa a retirarte, como hacen los merolicos en los pueblos... El señor trataba de convencer a su señora de que entraran en un club nudista, pero ella se resistía a la invitación una y otra vez. "-Anda, Empericia -insistía él-. Te aseguro que será una experiencia interesante". "-Ya te dije que no, Porfiriano -contesta ella-. Jamás me vas a convencer de ir a un lugar donde todas las mujeres llevan lo mismo"... Eran dos hermanas gemelas, y una de ellas se casó. El feliz día de la boda dice a su hermana la feliz desposada: "-No sé qué me pasa, Vitelina. Mira cómo me tiemblan las piernas". "-Es natural, Mielgana -la tranquiliza la gemela-. También tú y yo temblamos un poco la primera vez que nos íbamos a separar"... El guía del zoológico explicaba a los visitantes las costumbres del avestruz. "-Es una ave que casi no ve nada -les decía-. Además se traga todo". "-Con esas características -dice Rosilí a su amiga en voz baja- haría un marido perfecto".. . FIN.
