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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Al empezar la noche de bodas ella le dice a él con acento de gran solemnidad: "Leovigildo: tú eres el primer hombre en mi vida. ¿Soy yo en tu vida la primera mujer?". Responde él: "Probablemente. ¿Estuviste en Cancún en las vacaciones de 1996?"... Admiro y respeto mucho al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Mi casa, que es la de ustedes, se honró cuando él estuvo en ella, igual que se honró cuando estuvieron don Luis H. Álvarez, don Gilberto Rincón Gallardo, el Presidente Zedillo o "El Maquío" Clouthier. Difícil papel cumple ahora el ingeniero Cárdenas: ser el líder moral de una organización llena de inmoralidades. Los mismos perredistas reconocen que el PRD está destruido, pues convocan a su reconstrucción. Si alguien se propusiera reconstruir al mismo tiempo todas las perdidas maravillas del mundo antiguo: el faro de Alejandría, el coloso de Rodas, el mausoleo de Halicarnaso, el templo de Diana en Efeso, los jardines colgantes de Babilonia y la estatua de Júpiter Olímpico hecha por Fidias; si alguien se propusiera esa tarea, digo, hallaría menos dificultades que las que encontrará quien se proponga reconstruir al PRD. Por principio de cuentas tendría que expulsar del partido a quien ha sido su destructor principal: Andrés Manuel López Obrador. Y eso no es tarea sencilla, porque si AMLO saliera del partido se llevaría con él todas sus canicas, y el PRD quedaría desmedrado, por no decirlo con la letra a. Luego, habría que meter al orden a todas las tribus en que el perredismo se divide, y que son las que lo tienen dividido. Ordenar el caos y la anarquía es también obra difícil. Finalmente habría que dar contenido democrático al partido del sol azteca, y eso es como tratar de convertir en iglesia un table dance. Ojalá los perredistas den oído a las voces de cordura y decencia política con que Cuauhtémoc Cárdenas trata de evitar que se pierdan las últimas posibilidades de que la izquierda auténtica siga teniendo significación en la vida pública de México... El coach del equipo de atletismo femenino de cierta universidad americana quería a toda costa ganar el campeonato. Así, empezó a dar a sus muchachas esteroides y otras sustancias prohibidas. Poco después de iniciado el tratamiento una de las chicas se presentó en su oficina y le dijo: "Coach: hay dos cuestiones que me gustaría tratar con usted". Pregunta el entrenador: "¿Cuáles son esas dos cuestiones?". Responde la muchacha: "La primera: por causa de los esteroides me está saliendo vello en el pecho". "No creo que eso se deba a los esteroides -opone el tipo-. ¿Hasta dónde te llega el vello?". Contesta la chica: "Esa es la segunda cuestión que le quería tratar. Me llega hasta los testículos"... Un señor iba caminando por una calle de cierta colonia que no conocía bien. Pasó frente a una casa y vio algo que lo dejó estupefacto: en la cochera tres parejas hacían el amor furiosamente. Indignado por aquel insólito espectáculo fue a la puerta de la casa y tocó el timbre. Abrió una dama entrada en años, maquillada estrepitosamente y vestida con un batín de encaje. "Diga usted, caballero". El señor le pregunta enojado: "¿Qué clase de casa es ésta?". Responde la mujer con naturalidad: "Es una casa de mala nota". "Me lo explico -dice el iracundo señor-. Y ¿qué significa eso que está sucediendo en la cochera?". Explica la madama: "Es que tenemos una venta de garage"... FIN.

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