Era un sujeto que se llamaba Mico. Por su aspecto simiesco le decían "El Monito". Un día su anciana abuela pasó a mejor vida. En el barrio le dijo un tipo a otro: "¿Supiste que murió la abuelita de Mico?". Pregunta el otro: "¿Del Monito?". Responde el primero: "No; del corazón"... El salaz novio le dice a la muchacha: "¡Eres todo mi mundo, Rosibel! ¿Me permites explorar tu geografía?"... El paciente consultaba al joven médico recién egresado de la facultad. Le dice: "Tengo un problema en el oído, doctor. De repente oigo algo así como cristales que se quiebran". "Su caso es grave -le dice solemnemente el novel facultativo-. Creo que se le están rompiendo los vasos sanguíneos"... Dulcilí, doncella cándida, le expresaba su amor a Libidiano, hombre rijoso proclive a la lubricidad. Le decía exaltada: "¡Mi corazón es tuyo, Libidiano¡ ¡Mi alma es tuya!". "¡Bah! -contesta él, despectivo-. ¡Te estás guardando las mejores partes para ti!"... Entre los perredistas hay quienes piensan que si López Obrador se postula nuevamente como candidato a la Presidencia, seguramente perderá, pues ya es "un cartucho quemado", y las acciones que emprendió después de su derrota lo desprestigiaron mucho. Marcelo Ebrard, afirman, debería ser el candidato de la izquierda. Otros, por el contrario, dicen que el PRD no podrá ganar la elección presidencial sin el voto de los pobres, y que ese voto lo tiene López Obrador. ¡Qué dilema! Les sugiero yo: ¿por qué no repiten el esquema de Juanito? Sea Marcelo Ebrard el candidato, con la promesa de que si gana la Presidencia la entregará a López Obrador. Así la mala imagen que AMLO tiene no dañará a la izquierda, y así sus pobres votarán por el elegante Ebrard, que luego renunciará para que Andrés Manuel suba a la silla. Otros manipuleos más turbios han urdido los altos señores de la izquierda. ¿Por qué éste no?... Aquel burdel famoso, notoria mancebía, tenía nombre altísono: se llamaba "La Casa de la Marquesa y el Marqués". "¿Por qué se llama así?" -preguntó cierto día un visitante. Le explicó alguien de la localidad: "Es que a la dueña le dice 'la Marquesa', y te hace todo lo que en materia de sexo se puede hacer". "¿Y el Marqués?". "Te hace lo mismo, pero al revés"... El doctor le informa a su paciente, hombre soltero: "Su costumbre de hacer el amor todos los días lo tiene al borde de la extenuación. Deberá renunciar al sexo por un tiempo". "¡Imposible! -protesta el individuo-. ¡Eso me volvería loco!". "Está bien -concede el médico-. No renuncie al sexo. Pero cásese, para que lo vaya dejando poco a poco"... Mohíno y cejijunto el torero le dice a su mozo de estoques: "Creo que mi mujer me está engañando". "¿Por qué piensas eso, ninio?" -pregunta el subalterno, que era de Texcoco, pero se sentía obligado por su oficio a hablar como calé. Declara el diestro: "Es que cada vez que me perfilo para matar me dice el toro: 'No irás a matar a un compañero ¿eh?'"... A aquella muchacha, bastante gordita ella, le decían "El dólar". Le importaba madre el peso... Después de 20 años de casados, doña Frigidia y su esposo don Frustracio lograron por fin tener compatibilidad sexual: a los dos les dolió la cabeza la misma noche... Termina esta columneja con un chascarrillo que, me dicen, es muy lépero... Dos señores de edad madura hablaban de su vida sexual. Le pregunta uno al otro: "Dime: para hacer el amor ¿usas preservativo?". "¡Hombre! -se enoja el otro-. ¡Tanto que batallo para levantarla y todavía quieres que le añada peso!"... (No le entendí)... FIN.