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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

En la quietud del paisaje iluminado por vagarosa luna se inclinó Babalucas sobre la linda chica y le dijo: "Me estoy preguntando algo, Susiflor. Los pajaritos lo hacen... Las abejitas lo hacen... ¿Por qué no podemos hacer lo mismo tú y yo?". Responde ella con la mejor disposición: "Si quieres, Baba, podemos hacer lo mismo que hacen los pajaritos y las abejitas". Y dice entonces el badulaque al tiempo que perdía la mirada en la azul inmensidad del éter: "¿De veras crees que podremos volar como ellos?"... La exuberante morenaza se estaba confesando. Le dice al sacerdote, hombre joven como ella: "Padre: yo soy ardiente, yo soy morena, yo soy el símbolo de la pasión. No puedo ver un hombre sin encenderme en lúbricos deseos. Dígame usted: ¿voy a salvarme?". "En esta ocasión sí -le responde el joven cura-, pero sólo porque en seguida tengo un entierro"... La muchacha de busto más que prominente iba por la calle luciendo su frontal encanto como pomposa quilla de gran buque. Un borrachín la vio y la saludó en estos términos: "¡Adiós, tocayita!". "¿Qué? -replicó la muchacha, amoscada-. ¿Usted también se llama Guadalupe?". "No -respondió el borrachín-. Pero me llamo Zenón"... Humo de pajas fue, a mi juicio, el reciente encuentro de los llamados líderes de los países de América del Norte. Sólo gastos y mortificaciones derivaron para México de esa tan decantada junta. Ninguno de los temas propuestos por Calderón recibió el esperado tratamiento, y todo se diluyó en agua de borrajas. Protocolos, ceremoniales, cortesías, sonrisas y palmaditas; sólo eso. De allá para acá, nada; de aquí para allá, todo, por el compromiso que entraña para el Presidente y para México seguir la dura lucha contra el narco por encargo de nuestro vecino poderoso. La buena voluntad de don Felipe se estrella contra las duras realidades que plantean los países ricos en su forzoso trato con el pobre... Aquel señor era muy gordo. Alguien le recomendó un doctor cuyo método para enflacar era infalible. "Mi receta es sencilla -le dijo el médico al gordito-. Haga usted el amor dos veces cada día. Con eso, en una semana enflacará". Pasaron los siete días, y regresó el paciente. "Sigo igual de gordo -le dijo al facultativo-. Incluso aumenté 3 kilos más". "¿Siguió mi recomendación? -pregunta el médico-. ¿Hizo el amor dos veces cada día?". "Sí, doctor -asegura el gordo-. Lo hice con una amiguita que tengo. También con una chica preciosa que conocí hace días, y con una vecina muy guapa". "¡Ah no! -protesta el médico-. Debe hacerlo con su esposa. Se supone que tiene que costarle trabajo"... Aquellos dos compadres eran un par de borrachines. En la cantina dice uno llorando: "Compadre, usté sabe lo que me gusta el trago. Cuando me muera riegue en mi tumba una botella de tequila, una de ron, una de brandy, una de whisky y una de coñac". "Cómo no, compadrito -promete el otro echándose a llorar también-. Pero dígame: ¿no tendría inconveniente en que todo eso me lo pasara primero por los riñones?"... Al comenzar a bailar, el individuo aquel puso su mano sobre una pompis de la chica. "¡Oiga! -se indigna ella-. ¡Ponga su mano en otra parte!". "Quisiera hacerlo, señorita -responde el individuo-, pero la verdad no me atrevo"... Al terminar el largo campeonato de futbol un individuo puso la vista en su esposa por primera vez desde que comenzaron las transmisiones de los juegos. "Qué raro -comentó muy intrigado-. En estos días te salieron canas". "No son canas -respondió ella con hosco acento-. Son telarañas"... (No le entendí)... FIN.

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