Una muchacha de opulento busto iba en su asiento del autobús. De pie frente a ella un muchacho no podía quitar la vista de los ebúrneos atributos pectorales de la chica. Le dice un señor con voz enérgica: "¡Oiga, joven! ¿Qué ve?". "Nada, señor" -responde confuso el mozalbete. Le ordena el señor con el mismo tono de energía: "Entonces hágase a un lado, para poder ver yo"... En su lecho de muerte gime el enfermo: "¡No quiero irme de este mundo! ¡No quiero dejar sola a mi esposa, esa bella mujer de hermoso rostro y agraciado cuerpo; ese ángel de bondad lleno de ternura, de trato suave y de carácter dulce!". El médico se vuelve hacia la señora y le dice: "El final se acerca. Está empezando a delirar"... La muchacha le informa a su mamá: "El casero viene por la renta". "Ofrécele una silla -responde la señora-. En seguida estoy con él". Regresa a poco la muchacha: "Dice el casero que ya le debes seis meses de renta. Dice que una silla no es suficiente; que le ofrezcas una cama"... El padre Arsilio notó que uno de los feligreses actuaba extrañamente al rezar el acto de contrición. Cuando terminó la misa lo llamó y le dijo: "Mira, hijo mío: al decir 'Por mi culpa, por mi culpa, por mi grande culpa' debes golpearte el pecho, no la entrepierna". "Padre -responde el individuo-. No tengo ningún pecado del que pueda culpar al pecho"... Los marcianos quisieron saber cómo nacían los niños de la Tierra, de modo que raptaron a una pareja humana y la llevaron a Marte. Ahí pidieron al hombre y a la mujer que les mostraran la manera que usaban los humanos para perpetuar la especie. Procedieron los terrícolas a hacer esa demostración. Al terminar les pregunta un marciano: "¿Cuándo va a nacer el niño?". Replica el hombre: "Posiblemente dentro de nueve meses". "Y entonces -se extraña el marciano- ¿por qué se apresuraron tanto al final?"... Tiempos de revolución. Los rebeldes han sitiado el pueblo, y se disponen a atacar para tomarlo. El general de las fuerzas insurgentes hace que un soldado vaya a explorar el terreno. Regresa el hombre y dice: "Va a ser difícil capturar la plaza, mi general. Sólo se puede entrar al pueblo por un puente, pero del lado derecho el enemigo tiene 20 cañones, y del lado izquierdo tiene 30 ametralladoras". Inquiere el general: "Y ¿no podemos atacar por el centro del puente?". "No, mi general -replica el enviado-. Ahí está un perro, y se ve muy bravo"... Nos hallamos en la Edad de Piedra. El dinosaurio le pidió a la dinosauria que fuera su novia. "Está bien -aceptó ella-, pero a condición de que nos casemos cuando muy tarde en la Edad de Hierro. Odio los noviazgos largos"... El muchacho recién graduado de la Escuela de Negocios le dice a su papá: "Debes estar orgullo de mí, padre. Tú has tenido tu empresa durante 40 años, y no debes ni te deben. Yo empecé mi negocio hace seis meses, y ya debo 2 millones"... El optometrista hizo pintar un gran cartel para anunciar su consultorio. El anuncio consistía en un enorme ojo humano que miraba fijamente al que pasaba. "¿Qué te parece mi cartel?" -le preguntó muy orgulloso a su mamá. "-Mira, hijo -responde la ancianita-. Lo único que puedo decirte es que doy gracias a Dios de que no seas ginecólogo".. Lord Highrump evocaba en el club los tiempos de su juventud en Londres. "Recuerdo -decía- las veces que hice el amor en los parques londinenses, aprovechando el amparo de la niebla. ¡Ah, Henrietta! ¡Ah, Gwendolyne! ¡Ah, Maggie! ¡Ah, Robert!". "¿Robert?" -pregunta con asombro uno de los que oía aquel nostálgico relato. Explica lord Highrump. "Aquella noche había más niebla que de costumbre"... FIN..
