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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Babalucas solía decirle a su esposa delante de los niños: "Manda a los niños a la calle, y vamos a follar". Un día le pidió ella: "Cuando quieras decirme eso, deletrea la palabra clave, para que los niños no entiendan". Esa tarde le dijo Babalucas a la señora: "Manda a los niños a la ce-a-ele-ele-e, y vamos a follar"... En la oficina había una secretaria de prominente busto, llamada Chicholina. Uno de sus compañeros le pregunta a otro: "¿Ya viste los nuevos zapatos que trae Chicholina?". Responde el otro: "No". Dice el primero: "Ella tampoco los ha visto"... La maestra -es un decir- Elba Ester Gordillo culpó a las escuelas normales de la baja calidad que en general se observa en los profesores a cuyo cargo está la formación de los niños y jóvenes de México. La acusación es infundada. Al poderoso sindicato en el cual ella funge como líder moral -es otro decir- toca gran parte de la responsabilidad en los procesos que han conducido a que la educación en este país sea una lamentable farsa. Mil prácticas corruptas se observan en esa organización, que se ha adueñado de la educación en México, y la maneja a su antojo. Durante muchos años las plazas magisteriales han sido objeto de inmoral comercio, vendidas por dinero o entregadas a cambio de favores sexuales. La defensa del legítimo interés de los maestros se convirtió en complicidad para ocultar sus deficiencias, disimular su falta de responsabilidad y aumentar sus privilegios. Ya entrados en el gremio, lo único que debían hacer los profesores para llegar a cargos de dirección era no morirse. La incompetencia nunca fue óbice para no adelantar en el escalafón: la antigüedad era todo lo que contaba. Y es que el partido oficial, y los gobiernos de él salidos, necesitaban al magisterio para permanecer en el poder, y lo volvieron su instrumento -igual que hicieron con otros sindicatos- a cambio de otorgarle impunidad completa y toda suerte de prerrogativas. Pagamos ahora esa tremenda culpa. Los padres que quieren que sus hijos reciban una buena educación deben hacer grandes sacrificios para tenerlos en escuelas de paga, pues en su mayoría las escuelas públicas presentan graves deficiencias que no es posible corregir por causa de ese sindicalismo mal entendido, y peor ejercitado. Búsquese ahí la raíz del paupérrimo sistema escolar que padecemos ahora, y que constituye una de las mayores rémoras que impiden el progreso del país y el mejoramiento de sus generaciones. No habrá una buena educación en México mientras el sistema educativo siga siendo propiedad del sindicato magisterial, en vez de pertenecer a la comunidad y a los padres de familia... Un curita de Poughkeepsie, pequeño poblado cercano a Nueva York, murió el mismo día que Clark Gable, famoso actor de cine y símbolo sexual en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo. A San Pedro se le enredaron sus registros, y por error mandó al purgatorio al padrecito, y sin más admitió en el Cielo al varonil actor. Días después se percató de su equivocación, y trajo al sacerdote a la morada de la eterna bienaventuranza, al tiempo que hacía salir al astro cinematógrafico a fin de que fuera al purgatorio a expiar sus culpas. "Qué bueno que ya estoy en el Cielo -suspiró aliviado el padrecito-. Al fin podré ver a Santa Agnes, virgen y mártir, la santa patrona de mi pueblo". Le dice Clark Gable con salaz sonrisa mientras salía atusándose el bigote: "La encontrará mártir todavía, padre"... Don Poseidón, labriego acomodado, pero de pocas letras, tenía una hija llamada Bucolina. Cierto día la muchacha le dijo con acento compungido: "Padre: perdí mi doncellez". Responde con enojo el severo genitor: "Eso le pasa a m'ija por no fijarse dónde pone sus cosas"... FIN.

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