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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Pat Arajada, sheriff chicano de Gippytummy, Texas, supo que iba a llegar al pueblo Jack Whack, temible bandolero. De inmediato ordenó a sus cuatro deputies que se prepararan, y él fue a despachar un negocio urgente que tenía en Austin. Cuando regresó supo que Jack había despachado a sus deputies a un mundo mejor que éste, y no conforme con eso se fue de la cantina sin pagar la cuenta. Montó Pat Arajada en su mejor caballo, conocido como "El Flamazo" por su velocidad en la carrera, y salió a todo galope a perseguirlo. El problema es que salió exactamente en la dirección contraria a la que le dijeron que había tomado el gran bandido. No lo encontró, claro, ni lo habría hallado nunca a menos que los dos hubiesen seguido indefinidamente en la misma dirección. Así tarde o temprano se habrían topado, por causa de la redondez del mundo. Eso le sucedió al barón de Munchhausen (Karl Friedrich Hieronymus; 1720-1797). Salió el barón de su casa una mañana, y caminando, caminando, siguiendo siempre el mismo rumbo cardinal, llegó un día a cierto sitio que le pareció bastante conocido. Pensó que aquello era un caso de déjà vu, esa extraña sensación de haber visto antes lo que se mira por primera vez, pero no: el lugar en que se hallaba era su pueblo, al que había regresado por el lado opuesto siguiendo toda la curva terráquea. De milagro no llegó a Saltillo, pues, como dice el antiguo y conocidísimo refrán: "Todos los caminos llevan a Saltillo". El caso es que Pat Arajada, aquel sheriff texano, se libró del compromiso de perseguir al matón Jack. Se enteró de que éste cometía sus asesinatos no con revólver, según la usanza del Salvaje Oeste, sino con hacha, pues había llegado a Texas después de huir de un campamento maderero en el estado de Montana. Ahí dejó muertos a 15 de sus compañeros, y estériles a cinco más, siempre usando hacha. Cuando Pat Arajada supo eso, dijo: "El asunto no es de mi competencia. Si el asesino usa hacha para cometer sus crímenes, entonces el caso corresponde a la policía forestal"... En efecto, eso de las competencias es asunto generlamente problemático, y más cuando se convierte en pugnas entre dos poderes de la Federación. Parece que los mexicanos no sabemos buscar el punto medio; nos vamos siempre a los extremos. Antes teníamos un presidente todopoderoso y unos diputados sumisos y obedientes. Ahora tenemos unos legisladores altaneros, y un presidente acoquinado y temeroso. De un Parlamento que a todo decía sí, pasamos a otro que a todo dice no. De un Presidente que lo decidía todo hemos pasado a otro que no decide nada. Entre los poderes de la Unión debe haber plena autonomía e independencia, sí, por aquello de los frenos y los contrapesos, pero ha de haber también mutua colaboración. No la hay ahora, ni parece que la habrá. Seguiremos por tanto en la misma parálisis legislativa en que hasta ahora hemos estado... Uglicia, mujer más fea que un coche por abajo, dejó en su testamento su cuerpo a la ciencia. Me acabo de enterar de que la ciencia está siguiendo un juicio para que se declare nulo el testamento... Afrodisio Pitongo llevó a una linda chica a su departamento. Llovía, y los dos llegaron con la ropa empapada. Le dice el salaz sujeto a la muchacha: "¿Te parece si cambiamos estas prendas mojadas por un martini seco?"... Llegó el señor a la casa. Su esposa le informó: "A la cocinera se le quemó la cena. ¿Aceptarías en vez de cena una sesión de amor?". "Está bien -concede el señor-. Que venga la cocinera"... Le preguntó Pepito a su papá: "¿Por qué te casaste con mi mami?". Con ejemplar laconismo el padre respondió: "Por ti"... FIN.

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