Afrodisio Pitongo es un asiduo personaje de esta columnejilla. Lo conocemos por su proclividad a los deleites de la carne. No a la de mesa, sino a la de cama, que es de mayor disfrute, delectación y goce. Hablando del amor escribió Plauto: Amor in melle et felle est fecundissimus. "El amor es muy fecundo tanto en miel como en hiel". Es cierto; pero mientras las hieles llegan, las mieles dan contento. Afrodisio puso los ojos en una joven de atractivas prendas llamada Rosilí. Ella se negaba a las untuosas demandas del galán; pero éste la asedió de tal manera que la muchacha acabó por caer en dedición: rindió el castillo de su virtud al ruin galanteador. Ya lo dice un proverbio vulgarote: "La mujer y la gata, de quien la trata". Eso quiere decir que las atenciones, las bellas palabras, los detalles de fineza, y también -por qué no decirlo- los regalos y obsequios delicados, seducen a la mujer más que las buenas prendas del varón. "Rollo mata carita", dice un decir moderno. ("Y billete mata carita y rollo", añade con desparpajo cínico). Mi amiga Gloria me contó de aquella empleada suya casada con hombre bueno y guapo, y que a pesar de eso tenía tratos con un sujeto de inferior calidad a la de su marido. "Es que el otro me dice cosas", explicaba la muchacha, congojosa. Pero me estoy apartando del relato. Afrodisio, como dije, logró que Rosilí le entregara la gala no tangida de su doncellez. Acabado el erótico deliquio le pregunta le muchacha al seductor: "Dime, Afrodisio: ¿nos vamos a casar?". "Seguramente sí -respondió el torpe-. Cuando hallemos con quién". ¡Aprended, incautas jóvenes, de lo que a Rosilí le sucedió. Si no, tendréis que decir lo mismo que Margarita después de haber rendido su castidad a Fausto: "Meine Ruh' ist hin, / Mein Herz ist schwer". He perdido la paz, y el corazón me pesa... La vida política de México es mezquina, por la falta de altura de algunos de sus protagonistas, que más parecen porros que políticos responsables y maduros. En medio de esa pobreza, sin embargo, me alegran dos indicios promisorios. El primero lo dio Marcelo Ebrard al asistir -por fin- a una ceremonia en la que estaba presente Felipe Calderón. Ojalá eso sea demostración de que el Jefe de Gobierno del Distrito Federal está superando extremismos que, por radicales, son insostenibles, y también de que -por fin- Ebrard se está deslindando ya de los dogmatismos e incondicionalidad que impone López Obrador a quienes aún lo siguen. El otro buen indicio lo encontré en las declaraciones de un grupo de diputados del PRD. Esos legisladores manifiestan que, sin dejar de ser críticos del Gobierno Federal, han decidido dejar atrás las actitudes beligerantes que en el pasado los alejaron de la sociedad, para acercarse a ella. La actitud de los representantes perredistas es digna de encomio, pues entraña el reconocimiento de que a través del diálogo se puede conseguir lo que por la violencia no se alcanza. Ojalá el PRD se decida a ser -por fin- la izquierda moderna, deliberante y democrática, que muchos queremos, y que México necesita... La hermosa Mujer Biónica hacía un viaje por tren. Acostada en su litera procedió a prepararse para dormir. Se desatornilló su ojo electrónico y lo guardó; se desatornillo su poderoso brazo y lo guardó; se desatornilló su veloz pierna y la guardó. En eso notó que el individuo que ocupaba la litera de arriba la estaba viendo. "¡Oh! -exclamó desconcertada la hermosa Mujer Biónica-. ¿Qué quiere usted?". "Ya sabes lo que quiero, linda -le contestó el sujeto-. Desatorníllatelo y aviéntamelo"... FIN.